viernes, 30 de abril de 2010
Cuestionan 'negro' pasado de autor de Ley SB1070
DALLAS, Texas(Agencias)
Rusell Pearce, senador republicano por Arizona y autor de la SB 1070, tiene un pasado que podría ser cuestionado ahora más que nunca.
Y es que hace una década, fue despedido por actos corruptos y su hijo hasta vendía licencias de conducir a indocumentados.
Dudoso pasado
Con 63 años de edad, el congresista culpa a los indocumentados del crimen violento.
Dice que 25 por ciento de las prisiones federales están ocupadas por indocumentados. 12 por ciento a nivel estatal y 15 por ciento en los condados.
Asegura estar en contra de las personas que entran ilegalmente al país, pero que está de acuerdo con quienes lo hacen de manera legal y asimilan la cultura las leyes y el idioma.
Pero dice que se ignora el hecho de que Estados Unidos subsidia mano de obra barata con miles de millones de dólares en costos de cuidado de salud, educación y el costo de aplicar los procesos judiciaes.
Russell Pearce nació Mesa, Arizona en junio de 1947.
Es republicano, profesa la religión Mormona y prestó servicio en la Guardia Nacional durante a Guerra de Vietnam.
Trabajó 35 años como Alguacil del Condado Maricopa en donde recibió la medalla de valor al resultar herido arrestando pandilleros. En el 2003 fue nombrado héroe por sus reformas en lo impuestos.
Pero el congresista tiene también un pasado y una vida llena de conflictos.
Conflictivo
En 1980 su esposa lo acusó de violencia doméstica.
En 1999 fue despedido de la Division Estatal de Vehículos de Arizona después que una investigación determinó que este manipuló documentos oficiales, y uno de sus hijos fue acusado de vender licencias de conducir a personas indocumentadas.
En el 2006 fue criticado por haber enviado a sus seguidores un correo electrónico procedente de un grupo de Supremacia Blanca condenando las relaciones interraciales.
En el 2008 desafió la Constitucion Nacional tratando de negarles la ciudadania a hijos de indocumentados nacidos en Estados Unidos sin lograrlo.
Ha presentado 11 proyectos contra indocumentados.
El más controversial y que ahora es ley, la SB 1070.
Russell Pearce ha admitido sentirse incómodo con los cambios sociales en ese estado y los atribuye a los mexicanos y centroamericanos principalmente.
"Están aquí ilegalmente y no tienen derecho de marchar en nuestras calles.
No tienen derechos constitucionales, no tienen ni la primera, ni la cuarta, ni la sexta enmienda.
Estan aquí ilegalmente y han optado por permanecer ilegalmente", expresó el Senador en una decaración hecha el 15 de abril de 2006.
También patrocinó la ley de sanciones contra empleadores que contratan indocumentados y como consecuencia un empresario despidió a 20 de sus epleados y las perdidas se tradujeron a entre 5 a 6 millones de dólares.
Se calcula que 460 mil personas no tienen documentos migratorios en Arizona.
La Organización de Americanos para una Reforma Migratoria informó que la deportación masiva de indocumentados tendria un impacto negativo de mas de 26 millones de dólares en la economia estatal de Arizona y como resultado se perderian cerca de 150 mil empleos inmediatamente.
EL HUMANISMO COMO EJE DE LA POLITICA
Partido Acción Nacional
Algunas veces definimos a Acción Nacional o la caracterizamos como Humanismo Político. Una doctrina política esencialmente humanista como la nuestra, tiene que hundir sus raíces en el concepto real, exacto, genuino de la persona humana."
Efraín González Luna
La etapa actual del desarrollo histórico nos obliga al análisis retrospectivo y a la
búsqueda de propuestas frescas. Como siempre, pero quizá hoy con mayor ímpetu, el
humanismo debe ser la guía de nuestra acción. Mientras que las pretendidas ideologías
únicas han fracasado, la realidad vigente da señales de que requiere una buena dosis de humanismo.
El nuevo siglo nos presenta una oportunidad de inconmensurable valor,
respecto de la cual tenemos la responsabilidad, no la opción, de aprovechar.
La realidad nos enfrenta a oportunidades y desafíos de inmensa magnitud. Las tareas
son enormes y, ante ellas, la parálisis y la falta de prudencia resultan igual de
arriesgadas. Es momento de decisiones mas no de precipitaciones.
La geometría política y el humanismo
La geometría política resulta práctica porque es una simplificación de la realidad. Las generalizaciones son parte de la vida diaria. Con relación a la política, la gente piensa en tres categorías básicas y no advierte ni matices ni posibilidades alternas o superiores:
la izquierda, el centro y la derecha.
Lo anterior nos obliga a interesarnos en la geometría política y, con base en ella, a
definirnos como de centro. Sin embargo, nosotros estamos obligados a conducirnos con
cierto rigor conceptual y especificar que el humanismo es más amplio y fecundo que un
punto medio entre las dos grandes corrientes político-filosóficas del siglo XX: el
colectivismo y el individualismo. El humanismo no es, que quede claro, una tercera vía.
Sostenemos que el humanismo es superior a la geometría política, que existe desde
antes que se generalizara el uso de las categorías "izquierda", "centro" y "derecha", y que persistirá después de que dicha clasificación pierda su utilidad.
"Humanismo político" es como denominamos, en el Partido Acción Nacional de México,
nuestro perfil. El problema es que no hemos podido, ya explicamos por qué, evitar que
la gente quiera ubicarnos dentro de la geometría política. En ese sentido, años atrás
comprendimos que, desde una perspectiva práctica aunque no ideal, debíamos ganar "el
centro". Pero así como tal, la categoría de centro no nos satisface porque la
encontramos insuficiente. El nuestro es el "centro humanista".
El humanismo y la política
Salta a la vista que la política es hoy objeto de un desprestigio creciente. Las causas primordiales de su descrédito y su desvalorización son las siguientes:
1) la economía la ha rebasado y ejerce sobre ella una influencia excesiva, al grado de que las personas no encuentran en la política un freno al proceso que las convierte en meras mercancías a disposición de las leyes de oferta y demanda del mercado;
2) la corrupción política que se extiende como un cáncer y de la que ningún país está exento;
3) el papel preponderante que han adquirido los medios de comunicación, y que ha transformado la política en una especie de espectáculo en el que las impresiones, los "slogans" publicitarios y la mercadotecnia que promociona a políticos como si fueran productos, son más relevantes que los hechos de fondo.
Nosotros estamos convencidos de que a través de una firme vocación humanista la
política se revalorizaría y que dejaría de ser vista como algo que ya no es necesario. La fortaleza de la política es proporcional a la medida en que el centro de su acción sea la persona humana.
A la política corresponde la consolidación de "un orden dinámico" en el
que se proteja, se conserve y se incremente el bien común. Ese orden destinado a la
realización del bien común debe fundamentarse en el reconocimiento tanto de los
derechos materiales como de los derechos espirituales de la persona.
La persona humana y el bien común
Hoy que el respeto a la dignidad de las personas se ha vuelto una exigencia extendida, nos parece pertinente señalar que siempre hemos sido promotores y defensores del valor superior de la persona humana. El tiempo no ha modificado lo que Efraín González Luna aseveró hace más de medio siglo: "La doctrina de la persona humana es positivamente central en la estructuración del ideario político del Partido". Además de afirmar la "eminente dignidad" de la persona humana, nosotros destacamos que ella tiene "un destino material y espiritual que cumplir". Esta proclamación del destino que cada persona tiene por ejecutar es lo que conduce a la idea de "trascendencia", y a partir de ella se aprecia en su totalidad la importancia de cada mujer y cada hombre que habita nuestro planeta.
Si aspiramos al poder es por su utilidad como medio para la realización del bien común, que se da cuando existen condiciones para que cada persona pueda buscar y encontrar su perfección. El poder corrompe y destruye cuando se utiliza con fines distintos al de la Consecución del bien común.
Desarrollo humano y solidaridad
La pobreza y, peor aún, la miseria o indigencia, representan el reto más apremiante
para el mundo del nuevo siglo. El desarrollo humano no se reduce a la satisfacción de las necesidades materiales, pero miles de millones de personas eso es lo que con urgencia hoy reclaman. Para ellos en el problema inmediato no es el de "vivir bien", sino el de que su subsistencia está en constante riesgo. Además del hambre, los indigentes enfrentan enfermedades, discriminación, violencia, ausencia de oportunidades, etc. Resulta aterrador comprobar que mientras la economía mundial crece a niveles sin precedentes, el abismo entre ricos y pobres -hacia dentro de los países y entre ellos- en vez de reducirse continúa incrementándose. Vivimos una realidad inaceptablemente injusta.
La satisfacción de las necesidades materiales -en primera instancia-, la igualdad, la
libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos, la equidad, la paz, todo lo anterior debe ser visto por nosotros como condiciones mínimas para el desarrollo
humano. Es urgente ofrecer atención privilegiada a los sectores más débiles de las
sociedades, sin perder de vista que las mujeres, los niños, los ancianos, los inmigrantes y los indígenas conforman los grupos más frágiles.
La igualdad de oportunidades debe rebasar el ámbito discursivo y demagógico y
materializarse en los hechos. Expandir el acceso a educación de calidad y capacitación permitirá reducir los desequilibrios en materia de desarrollo humano. Por ello, es necesario democratizar la educación. Asimismo, se deben ampliar las oportunidades de acceso a trabajos dignos y bien remunerados. El mayor capital de un país es su gente.
El trabajo de las personas merece absoluto respeto porque es mucho más que un simple
elemento de la producción. Al respecto, es inmenso el significado de la siguiente
sentencia de Don Efraín González Luna: "El trabajador es un hombre".
El mundo tiene que apelar a la solidaridad. La salud de las comunidades está en función del bienestar de sus miembros. Tenemos que sustituir la cultura de la indiferencia con una en la que se comprenda que sin bienestar individual no hay bien común. El sufrimiento de algunos es a la larga el sufrimiento de todos.
La familia y la infancia La familia tiene preeminencia sobre las demás formas sociales. La unidad y la integración familiar deben ser una preocupación primordial, porque es en la familia donde primero se comunican y desarrollan los valores morales e intelectuales básicos.
Como comunidad de padres e hijos, la familia es el sitio idóneo para la formación de las personas en un ambiente de amor y solidaridad. Por supuesto, se requiere un orden
social, económico y político justo para que se garantice la integridad y la estabilidad de las familias. Ese orden tiene como principio rector la subsidiariedad, lo que implica que la familia cumple con ciertas funciones que ninguna otra institución tiene la capacidad de llevar a cabo.
Aparejado al interés fundamental por la familia, se encuentra la preocupación por el
bienestar de la infancia. El grado de perfección o de imperfección de toda realidad
futura, mucho depende del óptimo desarrollo de la niñez. Tenemos que proteger a las
niñas y los niños porque son el futuro. Nuestra actitud hacia ellos evidencia qué tipo de mundo estamos construyendo. ¿Queremos un mundo mejor? Protejamos a los niños.
Estado, democracia y economía Para nosotros el Estado requiere del recto ejercicio de la autoridad no con fines de dominio, sino con el objetivo primordial de la realización del bien común. Para ello deben observarse la justicia y la seguridad, y la defensa, respeto y protección de la persona y del bien colectivo. Aquí también es relevante destacar a la subsidiariedad como principio ordenador.
En cuanto a la democracia, la Proyección de Principios de Doctrina de nuestro partido
establece con palabras elocuentes y certeras que "requiere la participación eficaz de las personas en las actividades colectivas que condicionan su propio destino personal.
Porque la democracia como sistema de vida y de gobierno se funda en la igualdad
esencial de todos los seres humanos, es la forma superior de legitimación del poder
político y el sistema óptimo para respetar la dignidad humana, que en lo material debe sostenerse en la suficiencia económica de todos, y en lo espiritual en la posibilidad real de acceso a los valores de la cultura y en el respeto a la libertad del hombre".
Nosotros estamos en favor de la activa participación ciudadana que se sustenta en una cultura de responsabilidad civil.
Con respecto a la economía, pugnamos porque no pierda y antes se fortalezca su
carácter social. Es una actividad al servicio de las personas aunque tenga por objeto los bienes materiales. Consideramos que la libertad de competencia encuentra límites en la preeminencia del bien común. Así, el control estatal sobre la economía se reduce a la obligación que tiene el Estado de velar por el bien común. Aparte de esa relación de "vigilancia", señalamos que el Estado debe fomentar condiciones para el óptimo desarrollo de la iniciativa privada, que es "la más viva fuente de mejoramiento social".
De ahí que sea preciso promover y apoyar la labor de los llamados "emprendedores",
quienes, por su parte, deben entender que tienen una responsabilidad social y actuar en consecuencia.
Globalización y retos nuevos
La globalización es un proceso ante todo económico-financiero y de expansión de
medios de comunicación, el cual presupone diversos riesgos y no puede ser detenido.
Pero la globalización también ofrece grandes oportunidades y puede ser modificada por
quienes participan en ella para aminorar sus efectos negativos.
Tenemos la responsabilidad de realizar esfuerzos para que la democracia no sea
totalmente rebasada por la globalización económica. Es imprescindible que la gente
mantenga cierto control sobre el mercado, para que éste no gobierne sus vidas.
Nos corresponde provocar que la globalización no sea sólo un proceso económico. Hay
que aprovecharla para lograr que se "globalicen" valores como el respeto a la persona
humana y la solidaridad. A la igualdad de oportunidades económicas ha de sumarse la
igualdad de oportunidades culturales.
La información y el conocimiento, fundamentales en esta época, tienen que estar
disponibles para todos porque su concentración crea graves desequilibrios. La
información y el conocimiento deben democratizarse y el humanismo "globalizarse".
Además, la creciente integración regional y mundial permite cooperar para hacer frente a problemas compartidos: la devastación del medio ambiente, la delincuencia
organizada, la pobreza, las guerras, la situación de los inmigrantes y los desplazados, las crisis financiera y económicas, etc.
Un mundo más justo es posible en tanto la comunidad internacional considere al bien
común como su más preciado fin.
Algunas veces definimos a Acción Nacional o la caracterizamos como Humanismo Político. Una doctrina política esencialmente humanista como la nuestra, tiene que hundir sus raíces en el concepto real, exacto, genuino de la persona humana."
Efraín González Luna
La etapa actual del desarrollo histórico nos obliga al análisis retrospectivo y a la
búsqueda de propuestas frescas. Como siempre, pero quizá hoy con mayor ímpetu, el
humanismo debe ser la guía de nuestra acción. Mientras que las pretendidas ideologías
únicas han fracasado, la realidad vigente da señales de que requiere una buena dosis de humanismo.
El nuevo siglo nos presenta una oportunidad de inconmensurable valor,
respecto de la cual tenemos la responsabilidad, no la opción, de aprovechar.
La realidad nos enfrenta a oportunidades y desafíos de inmensa magnitud. Las tareas
son enormes y, ante ellas, la parálisis y la falta de prudencia resultan igual de
arriesgadas. Es momento de decisiones mas no de precipitaciones.
La geometría política y el humanismo
La geometría política resulta práctica porque es una simplificación de la realidad. Las generalizaciones son parte de la vida diaria. Con relación a la política, la gente piensa en tres categorías básicas y no advierte ni matices ni posibilidades alternas o superiores:
la izquierda, el centro y la derecha.
Lo anterior nos obliga a interesarnos en la geometría política y, con base en ella, a
definirnos como de centro. Sin embargo, nosotros estamos obligados a conducirnos con
cierto rigor conceptual y especificar que el humanismo es más amplio y fecundo que un
punto medio entre las dos grandes corrientes político-filosóficas del siglo XX: el
colectivismo y el individualismo. El humanismo no es, que quede claro, una tercera vía.
Sostenemos que el humanismo es superior a la geometría política, que existe desde
antes que se generalizara el uso de las categorías "izquierda", "centro" y "derecha", y que persistirá después de que dicha clasificación pierda su utilidad.
"Humanismo político" es como denominamos, en el Partido Acción Nacional de México,
nuestro perfil. El problema es que no hemos podido, ya explicamos por qué, evitar que
la gente quiera ubicarnos dentro de la geometría política. En ese sentido, años atrás
comprendimos que, desde una perspectiva práctica aunque no ideal, debíamos ganar "el
centro". Pero así como tal, la categoría de centro no nos satisface porque la
encontramos insuficiente. El nuestro es el "centro humanista".
El humanismo y la política
Salta a la vista que la política es hoy objeto de un desprestigio creciente. Las causas primordiales de su descrédito y su desvalorización son las siguientes:
1) la economía la ha rebasado y ejerce sobre ella una influencia excesiva, al grado de que las personas no encuentran en la política un freno al proceso que las convierte en meras mercancías a disposición de las leyes de oferta y demanda del mercado;
2) la corrupción política que se extiende como un cáncer y de la que ningún país está exento;
3) el papel preponderante que han adquirido los medios de comunicación, y que ha transformado la política en una especie de espectáculo en el que las impresiones, los "slogans" publicitarios y la mercadotecnia que promociona a políticos como si fueran productos, son más relevantes que los hechos de fondo.
Nosotros estamos convencidos de que a través de una firme vocación humanista la
política se revalorizaría y que dejaría de ser vista como algo que ya no es necesario. La fortaleza de la política es proporcional a la medida en que el centro de su acción sea la persona humana.
A la política corresponde la consolidación de "un orden dinámico" en el
que se proteja, se conserve y se incremente el bien común. Ese orden destinado a la
realización del bien común debe fundamentarse en el reconocimiento tanto de los
derechos materiales como de los derechos espirituales de la persona.
La persona humana y el bien común
Hoy que el respeto a la dignidad de las personas se ha vuelto una exigencia extendida, nos parece pertinente señalar que siempre hemos sido promotores y defensores del valor superior de la persona humana. El tiempo no ha modificado lo que Efraín González Luna aseveró hace más de medio siglo: "La doctrina de la persona humana es positivamente central en la estructuración del ideario político del Partido". Además de afirmar la "eminente dignidad" de la persona humana, nosotros destacamos que ella tiene "un destino material y espiritual que cumplir". Esta proclamación del destino que cada persona tiene por ejecutar es lo que conduce a la idea de "trascendencia", y a partir de ella se aprecia en su totalidad la importancia de cada mujer y cada hombre que habita nuestro planeta.
Si aspiramos al poder es por su utilidad como medio para la realización del bien común, que se da cuando existen condiciones para que cada persona pueda buscar y encontrar su perfección. El poder corrompe y destruye cuando se utiliza con fines distintos al de la Consecución del bien común.
Desarrollo humano y solidaridad
La pobreza y, peor aún, la miseria o indigencia, representan el reto más apremiante
para el mundo del nuevo siglo. El desarrollo humano no se reduce a la satisfacción de las necesidades materiales, pero miles de millones de personas eso es lo que con urgencia hoy reclaman. Para ellos en el problema inmediato no es el de "vivir bien", sino el de que su subsistencia está en constante riesgo. Además del hambre, los indigentes enfrentan enfermedades, discriminación, violencia, ausencia de oportunidades, etc. Resulta aterrador comprobar que mientras la economía mundial crece a niveles sin precedentes, el abismo entre ricos y pobres -hacia dentro de los países y entre ellos- en vez de reducirse continúa incrementándose. Vivimos una realidad inaceptablemente injusta.
La satisfacción de las necesidades materiales -en primera instancia-, la igualdad, la
libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos, la equidad, la paz, todo lo anterior debe ser visto por nosotros como condiciones mínimas para el desarrollo
humano. Es urgente ofrecer atención privilegiada a los sectores más débiles de las
sociedades, sin perder de vista que las mujeres, los niños, los ancianos, los inmigrantes y los indígenas conforman los grupos más frágiles.
La igualdad de oportunidades debe rebasar el ámbito discursivo y demagógico y
materializarse en los hechos. Expandir el acceso a educación de calidad y capacitación permitirá reducir los desequilibrios en materia de desarrollo humano. Por ello, es necesario democratizar la educación. Asimismo, se deben ampliar las oportunidades de acceso a trabajos dignos y bien remunerados. El mayor capital de un país es su gente.
El trabajo de las personas merece absoluto respeto porque es mucho más que un simple
elemento de la producción. Al respecto, es inmenso el significado de la siguiente
sentencia de Don Efraín González Luna: "El trabajador es un hombre".
El mundo tiene que apelar a la solidaridad. La salud de las comunidades está en función del bienestar de sus miembros. Tenemos que sustituir la cultura de la indiferencia con una en la que se comprenda que sin bienestar individual no hay bien común. El sufrimiento de algunos es a la larga el sufrimiento de todos.
La familia y la infancia La familia tiene preeminencia sobre las demás formas sociales. La unidad y la integración familiar deben ser una preocupación primordial, porque es en la familia donde primero se comunican y desarrollan los valores morales e intelectuales básicos.
Como comunidad de padres e hijos, la familia es el sitio idóneo para la formación de las personas en un ambiente de amor y solidaridad. Por supuesto, se requiere un orden
social, económico y político justo para que se garantice la integridad y la estabilidad de las familias. Ese orden tiene como principio rector la subsidiariedad, lo que implica que la familia cumple con ciertas funciones que ninguna otra institución tiene la capacidad de llevar a cabo.
Aparejado al interés fundamental por la familia, se encuentra la preocupación por el
bienestar de la infancia. El grado de perfección o de imperfección de toda realidad
futura, mucho depende del óptimo desarrollo de la niñez. Tenemos que proteger a las
niñas y los niños porque son el futuro. Nuestra actitud hacia ellos evidencia qué tipo de mundo estamos construyendo. ¿Queremos un mundo mejor? Protejamos a los niños.
Estado, democracia y economía Para nosotros el Estado requiere del recto ejercicio de la autoridad no con fines de dominio, sino con el objetivo primordial de la realización del bien común. Para ello deben observarse la justicia y la seguridad, y la defensa, respeto y protección de la persona y del bien colectivo. Aquí también es relevante destacar a la subsidiariedad como principio ordenador.
En cuanto a la democracia, la Proyección de Principios de Doctrina de nuestro partido
establece con palabras elocuentes y certeras que "requiere la participación eficaz de las personas en las actividades colectivas que condicionan su propio destino personal.
Porque la democracia como sistema de vida y de gobierno se funda en la igualdad
esencial de todos los seres humanos, es la forma superior de legitimación del poder
político y el sistema óptimo para respetar la dignidad humana, que en lo material debe sostenerse en la suficiencia económica de todos, y en lo espiritual en la posibilidad real de acceso a los valores de la cultura y en el respeto a la libertad del hombre".
Nosotros estamos en favor de la activa participación ciudadana que se sustenta en una cultura de responsabilidad civil.
Con respecto a la economía, pugnamos porque no pierda y antes se fortalezca su
carácter social. Es una actividad al servicio de las personas aunque tenga por objeto los bienes materiales. Consideramos que la libertad de competencia encuentra límites en la preeminencia del bien común. Así, el control estatal sobre la economía se reduce a la obligación que tiene el Estado de velar por el bien común. Aparte de esa relación de "vigilancia", señalamos que el Estado debe fomentar condiciones para el óptimo desarrollo de la iniciativa privada, que es "la más viva fuente de mejoramiento social".
De ahí que sea preciso promover y apoyar la labor de los llamados "emprendedores",
quienes, por su parte, deben entender que tienen una responsabilidad social y actuar en consecuencia.
Globalización y retos nuevos
La globalización es un proceso ante todo económico-financiero y de expansión de
medios de comunicación, el cual presupone diversos riesgos y no puede ser detenido.
Pero la globalización también ofrece grandes oportunidades y puede ser modificada por
quienes participan en ella para aminorar sus efectos negativos.
Tenemos la responsabilidad de realizar esfuerzos para que la democracia no sea
totalmente rebasada por la globalización económica. Es imprescindible que la gente
mantenga cierto control sobre el mercado, para que éste no gobierne sus vidas.
Nos corresponde provocar que la globalización no sea sólo un proceso económico. Hay
que aprovecharla para lograr que se "globalicen" valores como el respeto a la persona
humana y la solidaridad. A la igualdad de oportunidades económicas ha de sumarse la
igualdad de oportunidades culturales.
La información y el conocimiento, fundamentales en esta época, tienen que estar
disponibles para todos porque su concentración crea graves desequilibrios. La
información y el conocimiento deben democratizarse y el humanismo "globalizarse".
Además, la creciente integración regional y mundial permite cooperar para hacer frente a problemas compartidos: la devastación del medio ambiente, la delincuencia
organizada, la pobreza, las guerras, la situación de los inmigrantes y los desplazados, las crisis financiera y económicas, etc.
Un mundo más justo es posible en tanto la comunidad internacional considere al bien
común como su más preciado fin.
DEFINICION DE POLITICA
Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense
La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha de convencer.
Antonio Gala (1930-?) Dramaturgo, poeta y novelista español
La alternancia fecunda el suelo de la democracia.
Winston Churchill (1874-1965) Político británico.
La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo.
Abraham Lincoln (1808-1865) Político estadounidense.
La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.
Groucho Marx
En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno.
(Konrad Adenauer)
La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez.
(Winston Churchill)
La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos.
(Jean Le Rond D' Alembert)
Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.
Miguel Delibes
QUIEN FUE JOSE VASCONCELOS
José María Albino Vasconcelos Calderón
(Oaxaca, 28 de febrero de 1882
- ciudad de México, 30 de junio de 1959)
fue un abogado, político, escritor, educador, funcionario público y filósofo mexicano. Autor de una serie de novelas autobiográficas que retratan detalles singulares del largo proceso de descomposición del porfiriato, del desarrollo y triunfo de la Revolución mexicana y del inicio de la etapa del régimen post-revolucionario mexicano que fue llamada "de construcción de instituciones"..
Fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de México y por las de Chile, Guatemala y otras latinoamericanas. Fue también miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua.1
Contenido.
• 1 Los orígenes
• 2 Primeros pasos en la política
• 3 La Revolución
• 4 Rector de la Universidad Nacional
• 5 Apóstol de la educación
• 6 Constructor de instituciones
• 7 Candidato presidencial
• 8 Legado
• 9 Referencias
• 10 Bibliografía
• 11 Enlaces externos
Los orígenes
Nacido en Oaxaca, ciudad capital del mismo estado, el 28 de febrero de 1882 (algunas fuentes citan que nació el 27 de febrero del mismo año), fue el segundo de los nueve hijos que procrearon Ignacio Vasconcelos Varela y Carmen Calderón Conde. Particularmente importante para su desarrollo personal fue la oportunidad que tuvo de realizar estudios de educación primaria en escuelas ubicadas en la frontera entre los Estados Unidos y México, especialmente en la frontera entre Eagle Pass en Texas y Piedras Negras, Coahuila. Más adelante, por causas familiares de índole económica, debió continuar su educación en el Instituto Científico de Toluca, Estado de México, y en el Instituto Campechano, benemérito colegio de la actual ciudad de San Francisco de Campeche, capital del estado de Campeche. Luego de la prematura muerte de su madre, ingresó en la Escuela Nacional Preparatoria (actualmente parte de la UNAM) y posteriormente en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, donde obtuvo el título de licenciado en derecho en 1907.
A los dos años de haber concluido sus estudios, Vasconcelos participa con otros jóvenes mexicanos críticos de los excesos de la educación positivista impuesta por Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública del gobierno de Porfirio Díaz, en la fundación del Ateneo de la Juventud Mexicana, más adelante conocido como el Ateneo de México. Lo novedoso del Ateneo radica, sin embargo, no en su disposición a criticar los excesos del porfiriato, sino en la calidad de las críticas adelantadas por la generación de jóvenes intelectuales que le dieron vida. La más importante de ellas tiene que ver con el rechazo del determinismo y mecanicismo del positivismo comtiano y spenceriano y el llamado para que se dotara a la educación de una visión más amplia, que rechazara el determinismo biológico del racismo y que encontrara una solución al problema de los costos de los ajustes sociales generados por grandes procesos de cambio como la industrialización o la concentración urbana.
Aunado a ello, frente a la posición oficial de Sierra y los funcionarios del porfiriato, llamados "científicos" de manera despectiva en el habla popular mexicana, de promover una visión única del pensamiento filosófico (positivista y determinista), Vasconcelos y la generación del Ateneo proponían la libertad de cátedra, la libertad de pensamiento y, sobre todo, la reafirmación de los valores culturales, éticos y estéticos en los que América Latina emergió como realidad social y política. Aquí es importante destacar que una de las características del porfiriato, para algunos el lado oscuro de éste, es justamente un cierto desdén por lo nacional mexicano, su fascinación con lo europeo, lo francés, lo alemán o, si nada de esto era posible, con lo estadounidense, como alternativa viable para alcanzar el progreso.
Vasconcelos y la generación del Ateneo sientan las bases para una ambiciosa recuperación de lo nacional mexicano y de lo latinoamericano como una identidad que, además de real, fuera viable en el futuro, y sobre todo que no dependiera de lo extranjero para un progreso sostenido, como de hecho ocurrió con el modelo económico del porfiriato y otros experimentos latinoamericanos similares, como la República de los Coroneles en Brasil, México y estados unidos.
Primeros pasos en la política
Invitado por Francisco I. Madero en 1909, se unió a la campaña presidencial del coahuilense. Gracias a su dominio del inglés, representó al entonces Club Antirreeleccionista ante el gobierno de Estados Unidos. Un año después, el Club se convirtió en el Partido Nacional Antirreeleccionista, con Madero como candidato presidencial y José María Pino Suárez como candidato a la vicepresidencia. Madero y Pino Suárez se enfrentaron a Porfirio Díaz y a Ramón Corral en la muy debatida elección presidencial de 1910. Cuando ésta terminó en un escandaloso fraude, Madero convocó a un alzamiento político-militar con el así llamado Plan de San Luis, que inició la Revolución de 1910.
Es de este primer período de la vida pública de Vasconcelos del que ha surgido, como una suerte de leyenda, la idea de que fue él quien acuñó el lema más célebre del maderismo: "Sufragio Efectivo, No Reelección". Este lema, hasta la fecha la rúbrica de los documentos oficiales signados por funcionarios del gobierno federal mexicano, tiene su origen, sin embargo, en el Plan de La Noria, encabezado por Porfirio Díaz contra Benito Juárez, en 1871. El genio de Vasconcelos radicó, sin embargo, en haber rescatado esa frase usada originalmente por el joven Porfirio como un ariete contra el anciano Juárez, cuando éste insistía en prolongar su permanencia en el poder.
Conocido el resultado oficial de esa elección, las simpatías al Plan de San Luis se multiplicaron. Esto dejó claro al anciano caudillo que no estaba en condiciones de mantenerse al frente del gobierno, a menos que deseara llevar a México por la ruta de una guerra civil o que las ambiciones norteamericanas, ya demostradas, pusieran en peligro nuevos territorios nacionales. Díaz renunció, y el gobierno provisional instalado al efecto convocó a nuevas elecciones presidenciales en las que Madero triunfó en 1911.
La Revolución
Tras producirse el golpe de estado de Victoriano Huerta y Félix Díaz, Vasconcelos tuvo que exiliarse en Estados Unidos, donde recibió el encargo del gobernador de Coahuila y primer jefe del Ejército Constitucionalista Venustiano Carranza, de buscar, como agente confidencial, el reconocimiento de Inglaterra, Francia y otras potencias europeas, impidiendo que Huerta fuera reconocido u obtuviera apoyo económico. Cuando Vasconcelos logró el reconocimiento de Carranza como presidente de facto, éste volvió a nombrar a Vasconcelos director de la Escuela Nacional Preparatoria. Pero discrepancias políticas con Carranza llevaron una vez más al exilio a Vasconcelos, que regresó para tomar la cartera de Instrucción Pública durante la breve gestión de Eulalio Gutiérrez Ortiz como presidente de la Convención Nacional. Durante este periodo, Vasconcelos no pudo en realidad desarrollar sus ideas en materia de educación pública, pues las pugnas internas de los revolucionarios de la Convención de Aguascalientes y la derrota de Francisco Villa ante Álvaro Obregón, hicieron imposible cualquier ejercicio de funciones de gobierno.
Al proclamarse el Plan de Agua Prieta en 1920, Vasconcelos se alineó con Álvaro Obregón contra Carranza. Tras la muerte de Carranza, el presidente interino Adolfo de la Huerta le encargó el Departamento Universitario y de Bellas Artes, cargo que incluía la rectoría de la Universidad Nacional de México.
Rector de la Universidad Nacional
Fue rector de la Universidad Nacional del 9 de junio de 1920 al 12 de octubre de 1921.
Su espíritu iberoamericano, expresado en su obra literaria, queda también reflejado en la propuesta al Consejo Universitario, en abril de 1921, del escudo que la UNAM ostenta hasta la fecha y en el que plasma su convicción de que los mexicanos deben difundir su propia patria con la gran patria hispanoamericana como una nueva expresión de los destinos humanos. La leyenda que propone para dicho escudo constituye hasta ahora el lema de la Universidad Nacional: "Por mi Raza Hablará el Espíritu".
"Yo no vengo a trabajar por la Universidad, sino a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo". Estas palabras del discurso del rector Vasconcelos signan lo que fue su propósito en la rectoría de la UNAM.
Apóstol de la educación.
Tras reorganizar la estructura de la Universidad Nacional, Vasconcelos fue nombrado secretario de Instrucción Pública, y desde esa posición inició un ambicioso proyecto de difusión cultural en el país, con programas de instrucción popular, edición de libros y promoción del arte y la cultura. El objetivo era integrar a México de manera más amplia en las grandes transformaciones que siguieron al fin de la primera Guerra Mundial. Vasconcelos, un personaje carismático y capaz de entusiasmar a sus colaboradores, hizo de los maestros rurales un ejército de paz y de cada profesor, según su propia metáfora de raíz católica, inspirada en el sacrificio de los misioneros del período colonial, un "apóstol de la educación". Al trabajo de los maestros rurales sumó el apoyo, nunca antes visto en México, de la edición masiva de algunas de las más grandes obras del pensamiento europeo y occidental, que fueron distribuidas por todos los rincones del país en lo que Vasconcelos no dudó en calificar como Misiones Culturales.
Además, inició un ambicioso programa de intercambio educativo y cultural con otros países americanos, las llamadas "embajadas culturales", que llevaron a algunos de los más brillantes estudiantes mexicanos de la época a entrar en contacto a edad temprana con sus pares de Argentina, Brasil, Colombia, Perú y otros países de América Latina.
Apoyó, además, a multitud de artistas e intelectuales. A algunos de ellos los convenció para que se establecieran en México y --con ellos-- ideó nuevas fórmulas de expresión artística, masiva, que a pesar de sus tintes políticos y propagandísticos tienen un valor estético exento de duda. Tal fue el caso de muralistas como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera. El apoyo de la Secretaría de Instrucción Pública de Vasconcelos no se limitó, sin embargo, a los artistas mexicanos, como lo demuestra su relación con la chilena Gabriela Mistral, ni tampoco al campo de lo artístico; un ejemplo entre otros muchos es su relación con el político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre.
Constructor de instituciones.
Estatua de José Vasconcelos en el Colegio de San Idelfonso.
Un aspecto clave de su gestión, fue la reconstrucción o construcción de edificios de uso público para la difusión de la cultura, como el Estadio Nacional, escuelas publicas de diferentes niveles, bibliotecas y, de manera más general, los edificios destinados a albergar el aparato burocrático del sistema educativo a lo largo y ancho de la nación.
Vasconcelos, sin embargo, encontró difícil conciliar su condición como pensador independiente con las exigencias de los cargos de gobierno que ejerció. Además, su relación con Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles estuvo siempre mediada por la desconfianza que le inspiraban los mexicanos del norte de la república. Hábil para acuñar punzantes aforismos, frases célebres o para ridiculizar a sus adversarios en debates o en intercambios epistolares, en más de una ocasión expresó, con un dejo de desdén, que en México la civilización terminaba donde empezaba el consumo de carne asada,3 en obvia referencia a las regiones del norte de México, de donde provenían Obregón y Calles.
Es por eso por lo que, luego de su brillante inicio como funcionario público, Vasconcelos decidió retirarse del ejercicio de los cargos públicos, para dedicarse a satisfacer su pasión por la escritura, el análisis filosófico y la polémica. A pesar de ello, tuvo una participación destacadísima en las luchas por obtener la autonomía de la Universidad Nacional, al lado de Antonio Caso, Manuel Gómez Morín y otros personajes destacados de la década de los veinte.
Candidato presidencial No sólo eso, consciente de los excesos de los que Plutarco Elías Calles era capaz en temas tan delicados como el de las relaciones Estado-Iglesia, y que prefiguraban el desarrollo del maximato y uno de sus precursores, de la así llamada Guerra Cristera, en 1929 decidió postularse como candidato a la presidencia de la república. Eso lo llevaría a enfrentarse al candidato de Calles, Pascual Ortiz Rubio en una desigual campaña que recordó a muchos la que Madero desarrolló en 1909 contra Porfirio Díaz, no sólo por el apoyo del aparato del Estado al candidato Ortiz Rubio, sino también por la violencia que muchos vasconcelistas debieron padecer en carne propia.
Apoyado por algunos de los más lúcidos intelectuales y artistas de la época, como Antonieta Rivas Mercado, Gabriela Mistral, Manuel Gómez Morin, Alberto Vásquez del Mercado y Miguel Palacios Macedo, Vasconcelos desarrolló una ambiciosa campaña electoral que despertó las ilusiones de muchos.
En campaña acaece el asesinato de líderes vasconcelistas emprendido por diputados y asesinos de paga disfrazados de policías; el propio Vasconcelos sobrevivió a varios atentados en su contra. El mismo día de las elecciones se abre fuego contra los votantes en diversas poblaciones del país.
Los resultados oficiales de la elección arrojan un 93 por ciento de los votos para Ortiz Rubio y el resto para Vasconcelos y otros. Los resultados, sin valor alguno para la mayoría de los historiadores del periodo, dejaban ver--sin embargo--el claro mensaje que Calles y su grupo enviaban a Vasconcelos: no se respetarían elecciones democráticas, sino sucesión presidencial previamente acordada por el jefe de Estado, lo que se convirtió en modelo político mexicano tocante al tema de la sucesión presidencial a lo largo del siglo XX.
Para muchos de sus seguidores, como Miguel Palacios Macedo, José Vasconcelos sería recordado como "el político más grande de México".
Frente a los resultados, Vasconcelos buscó reproducir el patrón seguido por Madero 20 años antes, invitando a la población a sumarse a una revolución, la cual al triunfar lo llamase para tomar el lugar que merecía, porque él se exiliaba a los EE.UU. El llamado a la insurrección fue desoído por una sociedad mexicana cansada de poco más de 10 años de guerras civiles (siete de la Revolución Mexicana y tres de la cristiada) y comprada por una estabilidad forzada con el agregado de enfrentar los efectos devastadores de la crisis global de 1929. No sólo eso. Para Vasconcelos implicó el inicio de un doloroso, pero altamente productivo, exilio por Estados Unidos y Europa, que le permitió dedicarse de lleno al análisis filosófico (lo que le permitió adentrarse en el análisis del pensamiento filosófico hindú), a escribir su monumental autobiografía, un referente obligado para comprender el México del siglo XX, y una serie de artículos y comentarios sobre temas diversos. Durante su paso por Estados Unidos, Vasconcelos se convirtió en una "estrella" del entonces naciente circuito de oradores destacados que las universidades estadounidenses invitan para informar sobre lo que sucede en otros países, pero que también le permitió a Vasconcelos, por otra parte, satisfacer sus más elementales necesidades económicas, pues a su paso por el servicio público no acumuló riquezas.
En 1940, la guerra en Europa y la política de reconciliación nacional seguida por Manuel Ávila Camacho le permitieron regresar a México, donde fue nombrado director de la Biblioteca Nacional. De esta etapa de su vida lo menos recordado es su contradictoria admiración por los resultados obtenidos por los regímenes fascistas en Europa, que incluyó la dirección de un periódico patrocinado por la embajada Alemana de entonces. Vasconcelos admiraba de esos regímenes su capacidad para movilizar y organizar a grandes grupos de ciudadanos que, de otra manera, se encontraban sumidos en crisis profundas que le recordaban la situación que México vivía. Vasconcelos, por cierto, no estaba solo en estas simpatías, como lo atestiguan las ediciones de distintos diarios de la capital de la república, especialmente las ediciones vespertinas del diario Excélsior, llamadas Últimas Noticias de la Mañana y Últimas Noticias de la Tarde, que abiertamente expresaban sus simpatías por la Alemania nazi. Hay quienes consideran que fueron estas simpatías fascistas las que le impidieron permanecer en Estados Unidos y le obligaron a regresar a México. Sin embargo, cuando se conocieron detalles sobre los excesos cometidos en los campos de concentración y en el tratamiento de los prisioneros de guerra, Vasconcelos expresó su repudio a los excesos del nacionalsocialismo alemán y del fascismo italiano.
Una vez concluida la guerra, Vasconcelos continuó como director de la Biblioteca Nacional, cargo que combinó con una activa carrera como profesor universitario y polemista. El destino, sin embargo, le tenía reservada una última satisfacción: en diciembre de 1958 vería a uno de sus discípulos y organizador de su campaña presidencial en 1929, el mexiquense Adolfo López Mateos, convertirse en presidente de México.
Murió en el barrio de Tacubaya, en la ciudad de México, el 30 de junio de 1959. Fue encontrado su cuerpo reclinado sobre el escritorio, en el cual trabajaba en una de sus últimas obras literarias: «Letanías del atardecer» publicada inconclusa póstumamente. Mereció, por sus cualidades de pedagogo y su decidido apoyo a la cultura latinoamericana, que la Federación de Estudiantes de Colombia lo nombrara Maestro de la Juventud de América, título que a menudo se abrevia como «maestro de América».
Legado
Biblioteca José Vasconcelos.
Su obra dejó una marca profunda en la vida cultural mexicana. Su doctrina filosófica lo caracteriza como cercano a Arthur Schopenhauer y Miguel de Unamuno. El humanismo vasconcelista tiene perspectiva vivencial en su monumental serie autobiográfica Ulises Criollo (1935), La tormenta (1936), El desastre (1938), El proconsulado (1939) y La Flama. Los de Arriba en la Revolución. Historia y Tragedia (1959). La Raza Cósmica (1925) adelanta la más poderosa crítica hasta ahora del racismo con el que, desde el siglo XVI, se ha tratado de justificar la sumisión de los pueblos de América Latina frente a Europa y la América sajona. Se trata en su conjunto de una obra que ha sido influyente para la conformación del pensamiento filosófico, humanista y político en Latinoamérica, que recorrió y cultivó intelectualmente como se atestigua en las narraciones de «La raza cósmica».
Vasconcelos, hombre de gran capacidad intelectual ensombreció, empero, su propia imagen al escribir los tomos de su biografía arriba mencionados, en los cuales despotricó contra todos aquellos personajes de la Revolución mexicana y la política que tuvieron más éxito que él. Las alusiones a personajes trascendentes con apodos ridículos hacen de la obra de Vasconcelos un libelo de escándalo.
Ensayos y tratados escritos a lo largo de su vida dan cuenta de su pensamiento, del cual puede decirse que cambió y evolucionó desde un espíritu idealista a uno tortuoso; pero siempre dotado de una luminosidad típicamente latinoamericana, que sale a relucir en su mordaz crítica filosófica hacia autores existenciales europeos como Soren Kierkegaard, lo que en cierta manera constituye una profecía autocumplida de su propia tesis filosófica racial expuesta en «Raza cósmica» acerca de los temperamentos humanos, sus características y potencial.
Su filosofía está contenida en «Pitágoras, una teoría del ritmo» (1916), «El monismo estético» (1918), «Tratado de metafísica» (1929), «Ética» (1932) y «Estética» (1935) que es considerada por estudiosos de su pensamiento como la mejor de sus obras; al respecto dice Antonio Castro Leal, en el prólogo de su obra compilatoria «José Vasconcelos: Páginas Escogidas» (México, 1940, Ed. Botas) lo siguiente: «La Estética, libro de los más importantes en la literatura filosófica iberoamericana, recoge y rectifica temas tratados en los cuatro libros anteriores, y tiene esa audacia de inspiración que sorprendió en sus primeros ensayos. Es una estética propiamente dicha y una metafísica; es, en realidad, una metafísica estética.» (cf. ibid. p. 15).
Uno de sus principales logros es la literatura de género divulgativo, lo que logra con «Estudios indostánicos» (1921), «Historia del pensamiento filosófico» (1937), «Manual de filosofía» (circa 1945) y «Breve historia de México» (1956). Es notable que casi la totalidad de sus escritos fueron publicados en primera o segunda edición por Editorial Botas (México), cuyo director recibía los manuscritos de primera mano.
Vasconcelos se aventuró en las aguas de la ficción literaria con obras en diversos géneros. En el rubro de la crítica destacan sus Divagaciones literarias (1919), en materia de drama su Prometeo vencedor (1916), en materia de relatos está La sonata mágica (1933), además de la obra política que complementa a la autobiográfica, como en el caso de Cartas políticas (1959), publicadas de manera póstuma por el Fondo de Cultura Económica, la institución que ahora tiene la titularidad de los derechos de sus Obras Completas.
En homenaje a tan prominente figura histórica mexicana, el presidente Vicente Fox (2000-2006) inició el proyecto de la Biblioteca José Vasconcelos, que tras varios retrasos en la conclusión del mismo, finalmente abrió sus puertas al público el 1° de diciembre de 2008.
Referencias [editar]
1. ↑ «Esbozo histórico de la Academia Mexicana de la Lengua». Consultado el 16 de noviembre de 2009.
2. ↑ (cfr: Vera Estañol, Historia de la Revolución Mexicana, Ed. Porrua, México, 1976. Véase también Pérez Herrero, Porfirio Díaz, Ed. Quórum, Madrid, 1987).
3. ↑ Verdadera historia de Vasconcelos y la carne asada
4. ↑ Acosta, 2004: p.72
Bibliografía [editar]
• Acosta Rico, Fabián. El pensamiento político de José Vasconcelos. México: Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Jalisco, 2004. ISBN 978-970-624-376-8
• Bar Lewaw, Itzhak. Introducción Crítico-Biografía a José Vasconcelos. Madrid: Ediciones Latinoamericanas, 1965.
• ---. José Vasconcelos. México: Clásica Selecta Editora Librería, 1965.
• Carballo, Emmanuel. Diecinueve protagonistas de la literatura mexicana del siglo XX. México: Empresas Editoriales, SA, 1965; véase esp. 17-47.
• De Beer, Gabriela. "El ateneo y los atenistas: un examen retrospectivo". Revista Iberoamericana 148-149, Vol 55 (1989): 737-749.
• Molloy, Sylvia. "First Memories, First Myths: Vasconcelos' Ulises criollo". En At Face Value: Autobiographical Writing in Spanish America. Cambridge: Cambridge University Press, 1991, pp. 186-208.
• Torres, Pilar. José Vasconcelos.Editorial Planeta. México 2006.
• Vasconcelos, José. Obras Completas, Fondo de Cultura Económica, México.
• Ward, Thomas. "José Vasconcelos y su cosmología de la raza". En La resistencia cultural: la nación en el ensayo de las Américas. Lima: Editorial Universitaria URP, 2004, pp. 246-254.
Presidentes del PAN
• (1939 - 1949): Manuel Gómez Morín
• (1949 - 1956): Juan Gutiérrez Lascuráin
• (1956 - 1958): Alfonso Ituarte Servín
• (1958 - 1962): José González Torres
• (1962 - 1968): Adolfo Christlieb Ibarrola
• (1968 - 1969): Ignacio Limón Maurer
• (1969 - 1972): Manuel González Hinojosa
• (1972 - 1975): José Ángel Conchello
• (1975): Efraín González Morfín
• (1975): Raúl González Schmall
• (1975 - 1978): Manuel González Hinojosa
• (1978 - 1984): Abel Vicencio Tovar
• (1984 - 1987): Pablo Emilio Madero
• (1987 - 1993): Luis H. Álvarez
• (1993 - 1996): Carlos Castillo Peraza
• (1996 - 1999): Felipe Calderón Hinojosa
• (1999 - 2005): Luis Felipe Bravo Mena
• (2005 - 2007): Manuel Espino Barrientos
• (2007 - 2009): Germán Martínez Cázares
• (2009 - actualidad): César Nava Vázquez
Candidatos a la Presidencia de la República
• (1952): Efraín González Luna
• (1958): Luis H. Álvarez
• (1964): José González Torres
• (1970): Efraín González Morfín
• (1976): No postulo candidato
• (1982): Pablo Emilio Madero
• (1988): Manuel Clouthier
• (1994): Diego Fernández de Cevallos
• (2000): Vicente Fox
• (2006): Felipe Calderón Hinojosa
Un policía de Tucson lanza una querella contra la ley de inmigración
(CNNMéxico) — Un oficial de la policía de Tucson, Arizona, presentó una demanda en contra de la gobernadora y el procurador estatal por la promulgación de una ley de inmigración la semana pasada.
El oficial Martín H. Escobar dijo en el documento que ampara su demanda que la iniciativa SB1070 no incluye "criterios neutrales" en cuanto a consideraciones de raza o los fundamentos para sospechar o identificar a quienes presuntamente son inmigrantes ilegales en Estados Unidos.
Una de las previsiones de la ley, que entrará en vigor 90 días al término del actual periodo de sesiones del Congreso estatal, establece que los cuerpos policiales del estado investiguen la situación migratoria de cualquier persona.
En su demanda, Escobar dice que la iniciativa SB1070 "es producto de un prejuicio racial dirigido a los hispanos; es ilegal y resulta en violaciones a los derechos garantizados por la Constitución de los Estados Unidos".
Escobar hace un recuento de las condiciones de la ciudad de Tucson, destacando el porcentaje de población de origen hispano (más de 25%) y de origen mexicano (más de 50% de los latinos).
Asimismo, establece que la ciudad, en el condado de Pima, tiene amplios nexos con la ciudad de Nogales, del estado mexicano de Sonora.
En Pima, el alguacil Clarence Dupnik es otro de los funcionarios de alto rango que han criticado la iniciativa promulgada por la gobernadora Jan Brewer la semana pasada.
Otro oponente a la SBH1070 son el alcalde de la ciudad de Phoenix, asiento de la capital de Arizona, Phil Gordon (demócrata).
Asimismo, el fiscal interino del condado de Maricopa, Rick Romley, dijo que la iniciativa “está desgarrando a nuestra comunidad”. En una conferencia de prensa ofrecida el jueves 22 de abril, el funcionario dijo que si la ley se promulga él tendría que hacerla respetar, pero no dejó de señalar sus potenciales fallas legales.
Con su postura, Romley entra en linea opuesta a la del jefe de la policía de Maricopa, Joe Arpaio, quien ha manifestado su apoyo a la iniciativa.
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Shakira y Ricky Martin critican la ley antiinmigrante de Arizona
PHOENIX (EFE) — La cantante colombiana Shakira y el puertorriqueño Ricky Martin criticaron este jueves la ley de antiinmigración recién aprobada en Arizona.
“Estoy aquí para prestar mi voz y dar mi apoyo a la comunidad latina, para expresar mi oposición abierta y pública a esta ley”, mencionó durante una conferencia de prensa en la sede de la alcaldía de Phoenix.
Shakira dijo que como latina cree fuertemente en la idea de dar oportunidades para todos y reconoció estar preocupada por la implementación de esta legislación y las consecuencias que pueda tener en las familias trabajadoras hispanas.
“Estoy segura de que si esta ley toma efecto, muchas familias se verán privadas de tener acceso a los recursos más básicos y más vitales que ofrece el gobierno, como hospitales públicos, programas de alimentación y de atención infantil”, señaló.
Admitió no ser una “experta” en la Constitución estadounidense, pero sostuvo que ésta protege a todos los seres humanos que viven en el país.
“Con o sin documentos, todos somos personas, creo que la grandeza de este país se ha forjado con el sueño de estos inmigrantes, no podemos permitir que el sueño de los inmigrantes latinos sea aplastado”, mencionó.
Aseguró que la ley es discriminatoria y que generará resentimiento entre la población, se reunió con jóvenes y se dirigió al Capitolio estatal.
Ricky también
El cantante puertorriqueño Ricky Martin aseguró este jueves que no tiene sentido la ley de Arizona que criminaliza a los indocumentados y abogó por la aprobación de una reforma migratoria.
Ricky Martin hizo este jueves su primera aparición pública tras anunciar en marzo pasado su homosexualidad, en la apertura de los Premios Billboard Latinos 2010 que se entregan en San Juan.
El cantante destacó que junto a sus colegas desea que "pare la discriminación, el odio y el racismo" y destacó que es necesario que "viva el amor, la paz y siga la música".
La ley de inmigración, conocida como SB 1070, permite que la policía detenga a personas sospechosas de ser inmigrantes indocumentados.
La iniciativa fue promulgada por la gobernadora Jan Brewer el viernes pasado y ha despertado críticas de organizaciones hispanas, organismos internacionales y gobiernos.
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Legisladores de Arizona endurecen aún más la ley de migración
NO HAY QUE IR A ARIZONA.....
COMPREN EN COPPEL Y ELEKTRA.....
PHOENIX (Notimex) — Legisladores estatales de Arizona aprobaron este jueves cambios a varias de los más controversiales puntos de la recién aprobada ley antiinmigrante, lo que la endurece aún más antes de dar por terminado el periodo de sesión legislativa.
Miembros de un comité de conferencia del Senado y de la Cámara Estatal de Representantes aprobaron una iniciativa que constituye una versión revisada de la ley SB 1070, que en algunos puntos extiende sus poderes y en otros los limita.
La nueva versión, contemplada en la iniciativa HB 2162, extiende la autorización para determinar el estatus migratorio de las personas, no sólo a las policías locales, sino ahora también a los inspectores o representantes de la ciudad, condado o estado.
Sin embargo, otro de los cambios significativos aprobados establece que la policía, cuando debe precisar el estatus migratorio de alguna persona, no puede usar la raza, la etnia o el origen nacional como un factor para hacerlo.
La ley promulgada el pasado viernes por la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, permite a la policía el considerar esos factores, siempre y cuando no sean los únicos factores.
La representante estatal Kyrsten Sinema, la única demócrata que participó en el comité bicameral y que se opuso a los cambios, denunció que la versión revisada es “peor” que la iniciativa que se convirtió en ley.
Sinema explicó que bajo la nueva propuesta de ley, cuando un inspector municipal acuda a atender violaciones a los códigos u ordenanzas municipales, como un perro que ladre mucho, basura o pastos altos en jardines, éste podrá determinar el estatus migratorio de los residentes.
La legisladora dijo que este cambio podría resultar en que mucha más gente sea cuestionada sobre si está legalmente en el país. Sinema calificó las nuevas previsiones como “atemorizantes”.
Por su parte, el representante republicano, Andy Biggs, justificó los agregados al señalar que habría sido un doble estándar el que un inspector de la ley que respondiera a una violación civil, ignorará una sospecha razonable de una posible violación migratoria criminal.
El senador republicano, Russell Pearce, coautor de la SB 1070, se había negado en un principio a este cambio, al señalar que el 90 por ciento de aquellos en situación indocumentada son de México y otros puntos del sur.
Sin embargo, Pearce cambio de posición al ver que los factores de raza, etnia o nacionalidad para determinar el estatus migratorio de las personas, fue uno de los puntos usados en las demandas interpuestas este mismo jueves para impugnar la nueva ley.
Los cambios en la iniciativa HB 2162 aún requieren de su aprobación final en la Cámara de Representantes y en el Senado, antes de ser turnada a la gobernadora Jan Brewer para su firma.
La iniciativa HB 2162 no enmienda en forma oficial a la SB 1070 que ya fue promulgada como ley.
Sin embargo, dado que la SB 1070 no entrará en vigor sino hasta 90 días después de que concluya el periodo de sesión legislativa, el poner una versión alterada en otra iniciativa significa que, cuando ésta se convierta en ley, la última adoptada deberá tomar precedencia.
El gobierno de Lula sugiere tener más sexo para evitar la hipertensión
RÍO DE JANEIRO (EFE) — Al parecer los brasileños han encontrado la mejor cura para la hipertensión, que afecta al 24.4 % de su población.
La solución es tener más sexo, unas cinco veces diarias en promedio, según recomienda el ministro de salud de Brasil, José Gomes Temporao.
Con motivo del Día Nacional de Combate a la Hipertensión, el funcionario recomendó la actividad sexual para prevenir los problemas cardiacos.
"Las personas tienen que moverse. El partidillo (de fútbol) del fin de semana no debe ser la única actividad física de los brasileños. Los adultos deben practicar ejercicios, caminar, danzar, hacer sexo seguro", manifestó el ministro al lanzar una campaña que busca mejorar los hábitos alimentarios de los brasileños y combatir la vida sedentaria y la obesidad.
Gomes Temporao señaló que los brasileños han cambiado su régimen alimenticio y la población "come más carne con grasa, bebe más gaseosas y más leche grasa".
"Además de comer cinco piezas de fruta al día, les propongo que también hagán sexo cinco veces al día", agregó.
Según datos del Ministerio de Salud, el porcentaje de adultos brasileños con hipertensión subió desde el 21.5 % en 2006 hasta el 24.4 por ciento en 2009.
El estudio, que se hizo mediante consultas con 54,000 brasileños mayores de 18 años en diferentes ciudades del país, mostró que la incidencia de la hipertensión aumentó para todas las franjas de edad, especialmente para los ancianos.
Según el estudio, la proporción de hipertensos es mayor entre las mujeres (27,2%) que entre los hombres (21,2 por ciento).
MISTICA
Identidad y mística Panista :Identidad y mística Panista
Mística
Mística (del griego mystiké, misterioso, secreto) en general, es la experiencia de lo divino.El ser humano persiste en la búsqueda de objetivos que hagan racional la aceptación de su esfuerzo. A esto también le llamamos mística. :MísticaMística (del griego mystiké, misterioso, secreto) en general, es la experiencia de lo divino.El ser humano persiste en la búsqueda de objetivos que hagan racional la aceptación de su esfuerzo. A esto también le llamamos mística.
La identidad es la distinción de cualquier tipo entre cualquier persona. Se refiere al ente que existe como único a sí mismo en el tiempo y el espacio. :La identidad es la distinción de cualquier tipo entre cualquier persona. Se refiere al ente que existe como único a sí mismo en el tiempo y el espacio.
LA MISTICA DE DIOS NOS DICE QUE ACEPTAMOS A UN SER SUPERIOR Y CREEMOS EN UNA VIDA ETERNA, MUCHOS SANTOS DIERON SU VIDA POR ESTE MISTERIO, INCLUSO EN LA GUERRA CRISTERA MUCHOS MEXICANOS MURIERON DEFENDIENDO A DIOS. :LA MISTICA DE DIOS NOS DICE QUE ACEPTAMOS A UN SER SUPERIOR Y CREEMOS EN UNA VIDA ETERNA, MUCHOS SANTOS DIERON SU VIDA POR ESTE MISTERIO, INCLUSO EN LA GUERRA CRISTERA MUCHOS MEXICANOS MURIERON DEFENDIENDO A DIOS.
LA MÍSTICA DA UNA FUERZA MUY ESPECIAL QUE HACE QUE LAS PERSONAS TENGAN ACTITUDES, CONDUCTAS Y COMPROMISOS, LLEGANDO A RENUNCIAR A SUS PROPIOS INTERESES POR EL INTERÉS FUNDAMENTAL DE UNA INSTITUCIÓN. :LA MÍSTICA DA UNA FUERZA MUY ESPECIAL QUE HACE QUE LAS PERSONAS TENGAN ACTITUDES, CONDUCTAS Y COMPROMISOS, LLEGANDO A RENUNCIAR A SUS PROPIOS INTERESES POR EL INTERÉS FUNDAMENTAL DE UNA INSTITUCIÓN.
EXISTE LA MÍSTICA DE LA FAMILIA: DONDE CUALQUIERA DE NOSOTROS DARIA LA VIDA POR SUS PADRES O SUS HERMANOS. POR OTRO LADO SE NOS HACE EXTRAÑO QUE UNA MADRE ABANDONE A SU HIJO O UN PADRE ABANDONE A SU FAMILIA, ESA ACTITUD NO VA DE ACUERDO CON LA MISITICA DE LA FAMILIA. :EXISTE LA MÍSTICA DE LA FAMILIA: DONDE CUALQUIERA DE NOSOTROS DARIA LA VIDA POR SUS PADRES O SUS HERMANOS. POR OTRO LADO SE NOS HACE EXTRAÑO QUE UNA MADRE ABANDONE A SU HIJO O UN PADRE ABANDONE A SU FAMILIA, ESA ACTITUD NO VA DE ACUERDO CON LA MISITICA DE LA FAMILIA.
PERO ¿COMO EXPLICAMOS QUE ES LA MÍSTICA DEL PAN? LA MÍSTICA ES UNA FILOSOFÍA O TEOLOGÍA QUE TRATA DE FENÓMENOS QUE NO PODEMOS EXPLICAR RACIONALMENTE PORQUE TIENE QUE VER CON DIOS. :PERO ¿COMO EXPLICAMOS QUE ES LA MÍSTICA DEL PAN? LA MÍSTICA ES UNA FILOSOFÍA O TEOLOGÍA QUE TRATA DE FENÓMENOS QUE NO PODEMOS EXPLICAR RACIONALMENTE PORQUE TIENE QUE VER CON DIOS.
DESDE LA FUNDACIÓN HASTA NUESTROS DIAS MUCHOS MEXICANOS QUEREMOS HACER ALGO POR MEXICO Y ESTO LO PODEMOS TRADUCIR COMO AMAR A NUESTRA PATRIA. :DESDE LA FUNDACIÓN HASTA NUESTROS DIAS MUCHOS MEXICANOS QUEREMOS HACER ALGO POR MEXICO Y ESTO LO PODEMOS TRADUCIR COMO AMAR A NUESTRA PATRIA.
EN NUESTRAS CASAS NOS ENSEÑARON AMAR A LA FAMILIA Y A DIOS PERO NO A NUESTRA PATRIA. ESTE SENTIMIENTO DE AMOR LO PUDIMOS HABER APRENDIDO: ALGUNOS POCOS EN CASA, OTROS ATRAVES DE ALGUNAS INSTITUCIONES SOCIALES, PERO MUCHOS DE VER LA PROBLEMÁTICA DE MEXICO Y SE DIJERON...BASTA HAY QUE HACER ALGO POR LA PATRIA. :EN NUESTRAS CASAS NOS ENSEÑARON AMAR A LA FAMILIA Y A DIOS PERO NO A NUESTRA PATRIA. ESTE SENTIMIENTO DE AMOR LO PUDIMOS HABER APRENDIDO: ALGUNOS POCOS EN CASA, OTROS ATRAVES DE ALGUNAS INSTITUCIONES SOCIALES, PERO MUCHOS DE VER LA PROBLEMÁTICA DE MEXICO Y SE DIJERON...BASTA HAY QUE HACER ALGO POR LA PATRIA.
LA MISTICA ES ALGO MUY PROPIO DE NUESTRO PARTIDO, DESDE 1940 MANUEL GOMEZ MORÍN YA HABLABA SOBRE LA MÍSTICA Y LA VIVÍA NO NADA MÁS EL, SINO TAMBIEN LOS FUNDADORES. LA MÍSTICA ES UNA FUERZA QUE HA LOGRADO SOBREVIVIR POR MAS DE 60 AÑOS CONTRA MAREAS Y TORMENTAS Y ES LO QUE NOS HACE DISTINTOS A LOS DEMÁS PARTIDOS. :LA MISTICA ES ALGO MUY PROPIO DE NUESTRO PARTIDO, DESDE 1940 MANUEL GOMEZ MORÍN YA HABLABA SOBRE LA MÍSTICA Y LA VIVÍA NO NADA MÁS EL, SINO TAMBIEN LOS FUNDADORES. LA MÍSTICA ES UNA FUERZA QUE HA LOGRADO SOBREVIVIR POR MAS DE 60 AÑOS CONTRA MAREAS Y TORMENTAS Y ES LO QUE NOS HACE DISTINTOS A LOS DEMÁS PARTIDOS.
La mística se vive a través de actitudes: Congruencia: Conciencia y vivencia cotidiana de los principios de doctrina, ejemplo y liderazgo. Solidaridad: Confianza, acción colectiva o de grupo, generosidad. Renovación: Apertura a nuevas visiones, retroalimentación de las ideas de los demás. "Desconfianza" a los pre-juicios propios. Concordancia: Vinculación clara entre el esfuerzo y el objetivo, generosidad personal y trabajo voluntario. Eficacia: Responsabilidad, organización, comunicación, delegación, formación y disciplina. Fortaleza: Convicción de victoria y lucha permanente. Confianza y esperanza. "Brega de eternidad"
Efraín González Luna, integró el término "Mística" al patrimonioideológico de Acción Nacional. Lo explicó como "el conjunto de valores inherentes a la naturaleza humana que la ennoblecen y elevan., no sólo sentimiento religioso, ni menos romanticismo, sino un conjunto de ideas fuerza, un reactivo que dinamiza la convicción.“ La identidad del PAN, es precisamente la mística de sus miembros, y la mística, es el oxígeno de la institución. Sin este oxígeno, la institución invariablemente decaerá y, a la larga, dejará de existir. Bajo estas definiciones, es posible distinguir tres elementos que integran la mística de Acción Nacional: Compromiso, motivación e identidad. Hoy por hoy, los desafíos que enfrenta un partido sólido como el PAN, hacen necesario reforzar las motivaciones de servicio y visión doctrinaria para no perder el rumbo ni traicionar a México. En el triunfo, como en los tiempos de lucha, es indispensable volver a las fuentes de nuestra mística como la brújula que señala el camino
ESA MISMA FUERZA DE LA MISTICA DE LA FAMILIA Y DE DIOS LOS FUNDADORES LA ENCAMINARON A LA PATRIA. DE ALLI VIENE LA MISTICA DEL PAN. :ESA MISMA FUERZA DE LA MISTICA DE LA FAMILIA Y DE DIOS LOS FUNDADORES LA ENCAMINARON A LA PATRIA. DE ALLI VIENE LA MISTICA DEL PAN.
jueves, 29 de abril de 2010
zapata
Emiliano Zapata (c. 1879-1919), líder revolucionario y reformador agrarista mexicano, nacido en Anenecuilco, estado de Morelos. Campesino mestizo, en defensa de los derechos de su pueblo a las tierras, "la tierra es de quien la trabaja", reclutó un ejército de peones, en buena parte indígenas de los pueblos y las haciendas de Morelos, y con el grito de guerra "Tierra y Libertad", se unió en 1910 a la Revolución Mexicana de Francisco Ignacio Madero, cuyo objetivo era derrocar al régimen de Porfirio Díaz.
Zapata perdió la confianza en Madero, quien asumió la presidencia en 1911, y se declaró en su contra, formulando su propio programa de reforma agraria (conocido con el nombre de Plan de Ayala), mediante el que pretendía redistribuir la tierra entre los campesinos.
Durante las presidencias del dictador Victoriano Huerta (1913-1914) y del presidente constitucionalista Venustiano Carranza (1914-1920), Zapata siguió manteniendo sus actividades guerrilleras en contra del gobierno, extendiendo su poder por todo el sur de México. Junto con Francisco (Pancho) Villa, que había aceptado el Plan de Ayala, entró en la ciudad de México en 1914.
Al año siguiente, Zapata se retiró a Morelos, donde continuó defendiendo sus posiciones, frente a las tropas constitucionalistas. En 1919 murió asesinado en una emboscada organizada por un agente de Carranza, lo que causó una enérgica condena de la opinión pública y de gran parte de los propios sectores constitucionalistas.
Considerado por sus enemigos un simple saqueador, Zapata ha sido idolatrado por los campesinos y por la gente del pueblo como reformador revolucionario y héroe; su vida ha inspirado innumerables leyendas y corridos populares.
CARTA DE MANUEL GOMEZ MORIN A JOSE VASCONCELOS
Carta de Manuel Gómez Morín a José Vasconcelos.
Noviembre 3, 1928.
Muy respetado y querido amigo:
Oportunamente recibí su carta del 16 del mes pasado, pero no le había contestado porque Lidia ha seguido enferma y eso me tiene muy trastornado.
Ese mismo motivo me ha privado del tiempo necesario y de la libertad espiritual necesaria también para seguir activamente el trabajo de organización del partido de que le hablé en mi anterior. No creo que, aun habiendo podido disponer libremente de mí, el partido pudiera estar organizado para estas fechas. Y no lo creo porque en lo que llevo trabajando hasta ahora me he podido dar cuenta exacta de la gran parte que tomaba mi entusiasmo en la creencia de que un partido así podría organizarse con cierta rapidez y estar en condiciones de trabajar eficazmente desde luego.
Hay tantas trabas y tantas dificultades y tantos intereses que se oponen a una acción de esta naturaleza, y que yo ni siquiera sospechaba, que con toda sinceridad tengo que decirle que el resultado de esta primera excursión de mi parte en el terreno político es una profunda desilusión de muchas gentes, y sobre todo, de mí mismo. Ahora se que no valen ni la buena fe ni el alto propósito ni el grande entusiasmo para trabajar políticamente. Para ello es preciso, en primer término, ser político; tener los hábitos y los procedimientos de los políticos, y reunir una multitud de cualidades que no son las que ordinariamente sirven para que un hombre pueda solamente pensar las cosas con claridad y ejecutarlas con desinterés y con precisión técnica.
Siento no estar de acuerdo con usted en muchos puntos de su carta. En primer lugar, el procedimiento. Cierto que es indispensable no hacer de la designación de candidato una lotería y cierto también que la opinión requiere saber qué personas son las que van a tener sobre sí la tarea de un nuevo gobierno.
Además, dada la tradición política de los últimos años, la gente está acostumbrada a no tener mucha fe en los programas y a seguir, en cambio, a las personas. La candidatura de usted despierta grande entusiasmo; pero sigo creyendo que cualquier actitud que se asemeje a la de candidato es inconveniente por difícil de sostener y por fácil de atacar. No es lo mismo hacer una gira de conferencias o de discursos para la organización de un movimiento nacional o de un partido nacional, que ponerse en pie de propaganda doce meses antes de la fecha de la elección. Luego la postulación inmediata, que en mi concepto no debe confundirse con la presentación de personalidades, va en contra de los principios democráticos por los cuales se quiere pelear y cuya realización se exige
Por otra parte, improvisar un grupo para jugar su destino como grupo histórico y el destino individual de sus componentes como hombres, en el albur de las primeras elecciones que se presenten, me parece indebido por temerario. En cambio, si se puede hacer una gran labor si llega a constituirse firmemente un grupo que entre de lleno a la política con toda actividad y con todo valor, pero sin que se necesite escoger desde luego a un hombre para presidente y sin cifrar su éxito y su tarea principal en dar el triunfo a ese hombre, así sea el mejor.
Estoy sintiendo cuan absurdo es que yo opine sobre estas cosas al mismo tiempo que me reconozco incapaz para hacer política. Estoy sintiendo, también, que en la posición actual de usted es ridículo que yo haga estas observaciones. Pero usted recordará que desde nuestra entrevista en Nueva York, allá por 1925, yo siempre he creído que lo más importante para México es lograr integrar un grupo, lo más selecto posible, en condiciones de perdurabilidad, de manera que su trabajo, sin precipitaciones, pueda ir teniendo cada día, por esfuerzo permanente, un valor y una importancia crecientes.
No creo en grupos de carácter académico; pero tampoco creo en clubes de suicidas. Y no porque niegue la eficacia del acto heroico de un hombre que se sacrifica por una idea, sino porque creo que el sacrificio que realizaría un grupo o un hombre, por definición selectos, metidos precipitadamente a la política electoral y sacrificados en ella, no será el sacrificio por una idea, sino el sacrificio de la posibilidad misma de que la idea se realice en algún tiempo.
Cierto que públicamente y de la manera más oficial posible se ha hecho un llamado ahora para iniciar una nueva vida democrática, legal, luminosa y todo lo demás. Pero ese llamado, por muy sincero que sea, no es más que un llamado, no es la cosa misma y todavía pasará algún tiempo antes de que esa cosa se convierta en realidad. Justamente para que esa realidad llegue, será necesario que la buena intención o la sinceridad del llamado se apoyen en organizaciones selectas, capaces de adquirir o de desarrollar fuerza bastante para imponer los nuevos principios en un medio que está absolutamente corrompido. Y si el llamado hecho no es sincero ni de buena fe, con más razón, se necesita para hacer una vida democrática en México la organización durable y el trabajo permanente de grupos que pueden adquirir fuerza bastante para imponerse al medio corrompido y a la deslealtad del llamado mismo.
En los dos casos, pues, es indispensable, sobre todas las cosas, se procure la formación de grupos políticos bien orientados y capaces de perdurar.
La manera de hacer que se formen esos grupos perdurables es darles un carácter tal que resulte injustificable en contra de ellos cualquier intento de destrucción. Si esos grupos pretenden desde luego, y antes de adquirir posiciones firmes en la opinión política, entrar en lucha con los elementos que actualmente tienen el poder y que no están muy favorablemente dispuestos a soltarlo, necesariamente, también entrarán en una lucha en la que ellos tratarán de hacer a un lado a los que están, los que a su vez tratarán de destruirlos a ellos. Y como los que están tienen la fuerza y como los nuevos grupos, por muchas razones, no estarán aún bien organizados ni probablemente habrán logrado convencer a las gentes de que son algo nuevo, de que dan a las grandes palabras su verdadero significado, de que tienen una bandera distinta, lo más probable es que en esa lucha los que están tengan el triunfo completo sino que se pierde, también, la esperanza misma por muchos años.
Además, formar grupos perdurables no quiere decir que forzosamente tendrán que ser grupos transaccionistas, como usted dice. Yo puedo no transigir con usted en cien cosas y criticarle y proclamar que no estoy de acuerdo con su acción, sin ponerme por ello en condiciones que hagan a usted precisa la lucha violenta conmigo, y el hecho de que los dos subsistamos, de que yo viva y mantenga mi opinión al mismo tiempo que usted viva y mantenga la suya y aun la imponga, no implica forzosamente una transacción. Querrá decir, a lo sumo, que usted tiene más fuerza que yo, o que usted tiene, políticamente al menos, más razón que yo Es condenador, pues, por tibieza y por transaccionismo, a quienes pretenden formar un grupo que busque la eficacia de su trabajo y su perdurabilidad, es cosa infundada y no tiene razón alguna.
Todavía más, aunque a ello no obligaran los mismos principios democráticos que se proclaman ni la conveniencia de la lucha, sería importante pensar en la necesidad de la organización previa de los grupos, pues aun cuando una lucha inmediata, despertando un gran sentimiento de la opinión pública, una de esas olas inmensas de convicción popular que arrastran a todo un régimen , tuviera éxito inmediato ahora, la falta de grupos previamente organizados, y no sobre la base de un hombre sino sobre la base de una común convicción, haría imposible la paz al día siguiente del éxito y originaría un estado de cosas terrible porque faltaría la disciplina de la organización de tal manera que o se perdería pronto el éxito logrado dándole nuevamente el triunfo al grupo derrotado o se caería en una dictadura, apostólica si se quiere, pero siempre una dictadura, con todos sus peligros y todos sus defectos.
El ambiente que había en 1920 era admirable. Un gran movimiento de opinión expulsó al carrancismo del poder y, a pesar de su apariencia militar, ese movimiento fue, en realidad, una ola de indignación moral en contra de los métodos carrancistas. Pudieron llegar al gobierno personas como usted y durante algún tiempo, al menos fue posible desarrollar en el gobierno una tarea libre y orientada.
El triunfo de esa orientación y esa libertad fue, sin embargo, precario, y a pesar de la fuerza personal de hombres como usted, la falta de un grupo sólidamente organizado y capaz de recibir la herencia política que se había elaborado, de imponer normas superiores de conducta al gobierno cuando este pretendió romper su propia condición y sus promesas, hizo que todo el triunfo anterior, que todas la oportunidades que parecían evidentes, que muchas de las obras ya realizadas, no tuvieran la esperada continuidad.
Si hubiera existido entonces, en vez de rebaño político de ocasión, una organización seriamente establecida, las cosas habrían pasado de muy distinta manera y no se habría perdido para México, en una nueva revuelta y en otros muchos accidentes semejantes, todo lo que se había ganado con anterioridad. Y lo mismo pasará siempre que el triunfo se organice sobre la base de un hombre o sobre la igualmente precaria de un entusiasmo que fundamentalmente nazca de valores negativos. Al día siguiente del éxito, al fuerza adquirida se desmorona y se convierte exclusivamente en un prestigio y en la inercia de la situación adquirida.
Se muy bien que el momento es de acción y no de discusión; se que para la acción vale más el hombre capaz de levantar una bandera que el más puro, más claro y más firme programa; pero toda mi inexperiencia política no me impide ver con claridad las circunstancia que antes quedan expuestas.
Hay protestas que no deben hacerse, como las del valor personal que, igual que el movimiento, se demuestra andando. Pero le aseguro que hasta donde yo mismo puedo juzgarme y hasta donde puedo juzgar a muchas gentes que nos son canallas, para pensar en todas las cosas que dejo dichas no interviene en nada el sentimiento de cobardía. En México no es una exclamación retórica el decir que cuando se va a trabajar políticamente se está dispuesto a dar la vida; pero tanto se puede dar la vida sosteniendo a una persona como formando un grupo y como, en ciertos casos, absteniéndose simplemente. Y algunas veces es más seguro perder en los dos últimos casos que en el primero. Quizá corrió usted más riesgo en 1924 con quedarse en México, que el que hubiera corrido haciendo una revolución y lanzándose al campo.
Le repito, pues, que no hay cobardía en esta manera de pensar, aunque la cobardía tiene tantos disfraces que yo mismo dudo a veces si ahora se me está presentando con las barbas positzas de la conveniencia o con la máscara trágica del deber.
En resumen: ¿vale más lanzarse a una lucha que pueda llevar a los grupos contrarios al exterminio, para lograr el triunfo inmediato o perderlo todo, o vale más sacrificar el triunfo inmediato a la adquisición de una fuerza que solo puede venir de una organización bien orientada y con capacidad de vida?
Personalmente creo en lo segundo y mi reciente experiencia me confirma en esa actitud. Yo no dudo de la posibilidad de que un hombre como usted pueda agitar a un país entero en un movimiento de entusiasmo, pero aparte de que eso es un caso de excepción, si dudo mucho de la persistencia de ese entusiasmo durante catorce meses de lucha y, más aún, de la eficacia de tal entusiasmo para continuar y convertirse en opinión ilustrada y gobernante, una vez logrado el éxito supuesto.
Quiero hacerme la ilusión de que no tengo razón alguna al pensar como pienso. Ojalá usted el que tiene razón y que el destino se ponga de acuerdo con el entusiasmo Lo deseo ardientemente. Pero más ardientemente deseo que todavía sea tiempo de adoptar otro camino que el ya iniciado y que, sin rehuir responsabilidades, sin dejarse llevar por pequeños prejuicios, sin cobardía que se disfrace de impersonalismo o de cualquiera otra cosa igual, pero teniendo bien presente la situación real de México y la verdadera necesidad que existe de organizar políticamente al país, más que de un cambio histórico de hombres, sea posible orientar todo el trabajo actual a la difusión y a la propaganda de las ideas esenciales y a la constitución de grupos o partidos que pueden ser capaces de expresar con fuerza permanente la opinión pública. No rehuir, repito, ni la lucha ni la responsabilidad; no afirmar, tampoco, que sólo el éxito seguro justifica la acción; pero hacer una lucha que no cifre su éxito en la próxima campaña electoral sino en la crítica constructiva desde luego, y como es natural para toda empresa política, en la futura conquista del poder, una vez que pueda contarse con fuerza organizada suficiente para que la lucha no resulte estéril y no se convierta en un puro e inapreciado sacrificio o en una mera dictadura si llega el entusiasmo a tener éxito.
Me imagino cuán sanchopancesca puede parecer esta recomendación, cómo es fácil ridiculizarla porque sufre en apariencia la prueba del heroísmo y cuánto más atractiva resulta la idea de una campaña rápida y de un triunfo fulgurante; pero corre el riesgo de que usted mismo piense de mí todas esas cosas antes de decidirme a decirle cosas contrarias a mi pensamiento y a lo que me ha llevado una meditación en la que, sin poner en juego, voluntariamente al menos, ningún motivo personal, he querido entender claramente la situación actual y mi propio deber.
Que todos en su casa estén bien. No habrán de estarlo mucho pensando en todos los peligros que usted va a correr próximamente. Muy cariñosos recuerdos de mamá y de Lidia. Besos de los hijos y un abrazo con el gran cariño invariable de
Manuel.
Fuente: http://www.inep.org/content/view/3692/87/
Noviembre 3, 1928.
Muy respetado y querido amigo:
Oportunamente recibí su carta del 16 del mes pasado, pero no le había contestado porque Lidia ha seguido enferma y eso me tiene muy trastornado.
Ese mismo motivo me ha privado del tiempo necesario y de la libertad espiritual necesaria también para seguir activamente el trabajo de organización del partido de que le hablé en mi anterior. No creo que, aun habiendo podido disponer libremente de mí, el partido pudiera estar organizado para estas fechas. Y no lo creo porque en lo que llevo trabajando hasta ahora me he podido dar cuenta exacta de la gran parte que tomaba mi entusiasmo en la creencia de que un partido así podría organizarse con cierta rapidez y estar en condiciones de trabajar eficazmente desde luego.
Hay tantas trabas y tantas dificultades y tantos intereses que se oponen a una acción de esta naturaleza, y que yo ni siquiera sospechaba, que con toda sinceridad tengo que decirle que el resultado de esta primera excursión de mi parte en el terreno político es una profunda desilusión de muchas gentes, y sobre todo, de mí mismo. Ahora se que no valen ni la buena fe ni el alto propósito ni el grande entusiasmo para trabajar políticamente. Para ello es preciso, en primer término, ser político; tener los hábitos y los procedimientos de los políticos, y reunir una multitud de cualidades que no son las que ordinariamente sirven para que un hombre pueda solamente pensar las cosas con claridad y ejecutarlas con desinterés y con precisión técnica.
Siento no estar de acuerdo con usted en muchos puntos de su carta. En primer lugar, el procedimiento. Cierto que es indispensable no hacer de la designación de candidato una lotería y cierto también que la opinión requiere saber qué personas son las que van a tener sobre sí la tarea de un nuevo gobierno.
Además, dada la tradición política de los últimos años, la gente está acostumbrada a no tener mucha fe en los programas y a seguir, en cambio, a las personas. La candidatura de usted despierta grande entusiasmo; pero sigo creyendo que cualquier actitud que se asemeje a la de candidato es inconveniente por difícil de sostener y por fácil de atacar. No es lo mismo hacer una gira de conferencias o de discursos para la organización de un movimiento nacional o de un partido nacional, que ponerse en pie de propaganda doce meses antes de la fecha de la elección. Luego la postulación inmediata, que en mi concepto no debe confundirse con la presentación de personalidades, va en contra de los principios democráticos por los cuales se quiere pelear y cuya realización se exige
Por otra parte, improvisar un grupo para jugar su destino como grupo histórico y el destino individual de sus componentes como hombres, en el albur de las primeras elecciones que se presenten, me parece indebido por temerario. En cambio, si se puede hacer una gran labor si llega a constituirse firmemente un grupo que entre de lleno a la política con toda actividad y con todo valor, pero sin que se necesite escoger desde luego a un hombre para presidente y sin cifrar su éxito y su tarea principal en dar el triunfo a ese hombre, así sea el mejor.
Estoy sintiendo cuan absurdo es que yo opine sobre estas cosas al mismo tiempo que me reconozco incapaz para hacer política. Estoy sintiendo, también, que en la posición actual de usted es ridículo que yo haga estas observaciones. Pero usted recordará que desde nuestra entrevista en Nueva York, allá por 1925, yo siempre he creído que lo más importante para México es lograr integrar un grupo, lo más selecto posible, en condiciones de perdurabilidad, de manera que su trabajo, sin precipitaciones, pueda ir teniendo cada día, por esfuerzo permanente, un valor y una importancia crecientes.
No creo en grupos de carácter académico; pero tampoco creo en clubes de suicidas. Y no porque niegue la eficacia del acto heroico de un hombre que se sacrifica por una idea, sino porque creo que el sacrificio que realizaría un grupo o un hombre, por definición selectos, metidos precipitadamente a la política electoral y sacrificados en ella, no será el sacrificio por una idea, sino el sacrificio de la posibilidad misma de que la idea se realice en algún tiempo.
Cierto que públicamente y de la manera más oficial posible se ha hecho un llamado ahora para iniciar una nueva vida democrática, legal, luminosa y todo lo demás. Pero ese llamado, por muy sincero que sea, no es más que un llamado, no es la cosa misma y todavía pasará algún tiempo antes de que esa cosa se convierta en realidad. Justamente para que esa realidad llegue, será necesario que la buena intención o la sinceridad del llamado se apoyen en organizaciones selectas, capaces de adquirir o de desarrollar fuerza bastante para imponer los nuevos principios en un medio que está absolutamente corrompido. Y si el llamado hecho no es sincero ni de buena fe, con más razón, se necesita para hacer una vida democrática en México la organización durable y el trabajo permanente de grupos que pueden adquirir fuerza bastante para imponerse al medio corrompido y a la deslealtad del llamado mismo.
En los dos casos, pues, es indispensable, sobre todas las cosas, se procure la formación de grupos políticos bien orientados y capaces de perdurar.
La manera de hacer que se formen esos grupos perdurables es darles un carácter tal que resulte injustificable en contra de ellos cualquier intento de destrucción. Si esos grupos pretenden desde luego, y antes de adquirir posiciones firmes en la opinión política, entrar en lucha con los elementos que actualmente tienen el poder y que no están muy favorablemente dispuestos a soltarlo, necesariamente, también entrarán en una lucha en la que ellos tratarán de hacer a un lado a los que están, los que a su vez tratarán de destruirlos a ellos. Y como los que están tienen la fuerza y como los nuevos grupos, por muchas razones, no estarán aún bien organizados ni probablemente habrán logrado convencer a las gentes de que son algo nuevo, de que dan a las grandes palabras su verdadero significado, de que tienen una bandera distinta, lo más probable es que en esa lucha los que están tengan el triunfo completo sino que se pierde, también, la esperanza misma por muchos años.
Además, formar grupos perdurables no quiere decir que forzosamente tendrán que ser grupos transaccionistas, como usted dice. Yo puedo no transigir con usted en cien cosas y criticarle y proclamar que no estoy de acuerdo con su acción, sin ponerme por ello en condiciones que hagan a usted precisa la lucha violenta conmigo, y el hecho de que los dos subsistamos, de que yo viva y mantenga mi opinión al mismo tiempo que usted viva y mantenga la suya y aun la imponga, no implica forzosamente una transacción. Querrá decir, a lo sumo, que usted tiene más fuerza que yo, o que usted tiene, políticamente al menos, más razón que yo Es condenador, pues, por tibieza y por transaccionismo, a quienes pretenden formar un grupo que busque la eficacia de su trabajo y su perdurabilidad, es cosa infundada y no tiene razón alguna.
Todavía más, aunque a ello no obligaran los mismos principios democráticos que se proclaman ni la conveniencia de la lucha, sería importante pensar en la necesidad de la organización previa de los grupos, pues aun cuando una lucha inmediata, despertando un gran sentimiento de la opinión pública, una de esas olas inmensas de convicción popular que arrastran a todo un régimen , tuviera éxito inmediato ahora, la falta de grupos previamente organizados, y no sobre la base de un hombre sino sobre la base de una común convicción, haría imposible la paz al día siguiente del éxito y originaría un estado de cosas terrible porque faltaría la disciplina de la organización de tal manera que o se perdería pronto el éxito logrado dándole nuevamente el triunfo al grupo derrotado o se caería en una dictadura, apostólica si se quiere, pero siempre una dictadura, con todos sus peligros y todos sus defectos.
El ambiente que había en 1920 era admirable. Un gran movimiento de opinión expulsó al carrancismo del poder y, a pesar de su apariencia militar, ese movimiento fue, en realidad, una ola de indignación moral en contra de los métodos carrancistas. Pudieron llegar al gobierno personas como usted y durante algún tiempo, al menos fue posible desarrollar en el gobierno una tarea libre y orientada.
El triunfo de esa orientación y esa libertad fue, sin embargo, precario, y a pesar de la fuerza personal de hombres como usted, la falta de un grupo sólidamente organizado y capaz de recibir la herencia política que se había elaborado, de imponer normas superiores de conducta al gobierno cuando este pretendió romper su propia condición y sus promesas, hizo que todo el triunfo anterior, que todas la oportunidades que parecían evidentes, que muchas de las obras ya realizadas, no tuvieran la esperada continuidad.
Si hubiera existido entonces, en vez de rebaño político de ocasión, una organización seriamente establecida, las cosas habrían pasado de muy distinta manera y no se habría perdido para México, en una nueva revuelta y en otros muchos accidentes semejantes, todo lo que se había ganado con anterioridad. Y lo mismo pasará siempre que el triunfo se organice sobre la base de un hombre o sobre la igualmente precaria de un entusiasmo que fundamentalmente nazca de valores negativos. Al día siguiente del éxito, al fuerza adquirida se desmorona y se convierte exclusivamente en un prestigio y en la inercia de la situación adquirida.
Se muy bien que el momento es de acción y no de discusión; se que para la acción vale más el hombre capaz de levantar una bandera que el más puro, más claro y más firme programa; pero toda mi inexperiencia política no me impide ver con claridad las circunstancia que antes quedan expuestas.
Hay protestas que no deben hacerse, como las del valor personal que, igual que el movimiento, se demuestra andando. Pero le aseguro que hasta donde yo mismo puedo juzgarme y hasta donde puedo juzgar a muchas gentes que nos son canallas, para pensar en todas las cosas que dejo dichas no interviene en nada el sentimiento de cobardía. En México no es una exclamación retórica el decir que cuando se va a trabajar políticamente se está dispuesto a dar la vida; pero tanto se puede dar la vida sosteniendo a una persona como formando un grupo y como, en ciertos casos, absteniéndose simplemente. Y algunas veces es más seguro perder en los dos últimos casos que en el primero. Quizá corrió usted más riesgo en 1924 con quedarse en México, que el que hubiera corrido haciendo una revolución y lanzándose al campo.
Le repito, pues, que no hay cobardía en esta manera de pensar, aunque la cobardía tiene tantos disfraces que yo mismo dudo a veces si ahora se me está presentando con las barbas positzas de la conveniencia o con la máscara trágica del deber.
En resumen: ¿vale más lanzarse a una lucha que pueda llevar a los grupos contrarios al exterminio, para lograr el triunfo inmediato o perderlo todo, o vale más sacrificar el triunfo inmediato a la adquisición de una fuerza que solo puede venir de una organización bien orientada y con capacidad de vida?
Personalmente creo en lo segundo y mi reciente experiencia me confirma en esa actitud. Yo no dudo de la posibilidad de que un hombre como usted pueda agitar a un país entero en un movimiento de entusiasmo, pero aparte de que eso es un caso de excepción, si dudo mucho de la persistencia de ese entusiasmo durante catorce meses de lucha y, más aún, de la eficacia de tal entusiasmo para continuar y convertirse en opinión ilustrada y gobernante, una vez logrado el éxito supuesto.
Quiero hacerme la ilusión de que no tengo razón alguna al pensar como pienso. Ojalá usted el que tiene razón y que el destino se ponga de acuerdo con el entusiasmo Lo deseo ardientemente. Pero más ardientemente deseo que todavía sea tiempo de adoptar otro camino que el ya iniciado y que, sin rehuir responsabilidades, sin dejarse llevar por pequeños prejuicios, sin cobardía que se disfrace de impersonalismo o de cualquiera otra cosa igual, pero teniendo bien presente la situación real de México y la verdadera necesidad que existe de organizar políticamente al país, más que de un cambio histórico de hombres, sea posible orientar todo el trabajo actual a la difusión y a la propaganda de las ideas esenciales y a la constitución de grupos o partidos que pueden ser capaces de expresar con fuerza permanente la opinión pública. No rehuir, repito, ni la lucha ni la responsabilidad; no afirmar, tampoco, que sólo el éxito seguro justifica la acción; pero hacer una lucha que no cifre su éxito en la próxima campaña electoral sino en la crítica constructiva desde luego, y como es natural para toda empresa política, en la futura conquista del poder, una vez que pueda contarse con fuerza organizada suficiente para que la lucha no resulte estéril y no se convierta en un puro e inapreciado sacrificio o en una mera dictadura si llega el entusiasmo a tener éxito.
Me imagino cuán sanchopancesca puede parecer esta recomendación, cómo es fácil ridiculizarla porque sufre en apariencia la prueba del heroísmo y cuánto más atractiva resulta la idea de una campaña rápida y de un triunfo fulgurante; pero corre el riesgo de que usted mismo piense de mí todas esas cosas antes de decidirme a decirle cosas contrarias a mi pensamiento y a lo que me ha llevado una meditación en la que, sin poner en juego, voluntariamente al menos, ningún motivo personal, he querido entender claramente la situación actual y mi propio deber.
Que todos en su casa estén bien. No habrán de estarlo mucho pensando en todos los peligros que usted va a correr próximamente. Muy cariñosos recuerdos de mamá y de Lidia. Besos de los hijos y un abrazo con el gran cariño invariable de
Manuel.
Fuente: http://www.inep.org/content/view/3692/87/
CRISIS ECONOMICAS PROVOCADAS POR EL PRI
CRISIS ECONÓMICAS:
Artículo de Octubre de 1999.
"...Las crisis económicas y financieras que México ha tenido que enfrentar en los últimos 25 años, mas que nada se han derivado del actuar de los gobernantes que ha tenido nuestro país en dicho período...."
"En 1976 se tuvo que afrontar una primera devaluación (después de un período estabilizador de 22 años), yéndose de 12.50 por dólar a un alza del valor del billete verde, que a la fecha ya no se ha podido detener, sino por el contrario el deteriodo de nuestra moneda se ido incrementando hasta verse influenciado por los diversos movimientos turbulentos de las crisis Asiáticas, en Latino América, en Rusia, en Japón, ya en la actualidad nada es estable, la Globalización y como consecuencia la apertura comercial, han hecho de las reservas monetarias de los diversos países, todo un gran problema (y México no ha sido la excepción)..."
"...En 1982, el Presidente López Portillo tratando de resolver en parte el problema o varios de los problemas que enuncias en renglones anteriores en su último informe de gobierno anuncia la Estatización de la Banca, establece el control de cambios, cambia la política de intereses (incluyendo el de tipo de interés que se otorgaba a las cuentas de ahorros) y establecen una serie de reglas en materia del Sistema Financiero, partiendo de la base de que buscaba un mejor acceso a los servicios de banca, una mayor distribución de los recursos financieros que permitiera y despegue de la actividad comercial e industrial de México; sin embargo, la realidad fue que no funcionó como se esperaba y la crisis en este campo se aumentó y le dio al traste con las buenas intenciones que se tuvieron al decretar la estatización bancaria. ..." ...
http://www.economia.com.mx/crisis_economica_y_financiera.htm
Las crisis de 1994-1995 Podría decirse que las crisis mexicanas de 1976 y de 1982 fueron las típicas crisis de países subdesarrollados, derivadas primordialmente de un gasto público excesivo. ..." "...¿Cuáles fueron las causas de la crisis mexicana? Múltiples y por eso resulta muy compleja. Al tiempo de estallar, la opinión más difundida la imputaba a que el peso, supuestamente, se había sobrevaluado. Sin embargo, esta tesis se contrapone con el hecho de que durante varios años la tasa de crecimiento de las exportaciones no petroleras venía en ascenso, llegando a 20.9% en 1994. También se contrapone con el hecho de que, durante varios años, el tipo de cambio había estado, la mayor parte del tiempo, pegado o próximo al límite inferior de la banda de flotación entonces existente. Asimismo, se contrapone con un tercer hecho: para evitar que el peso traspasara dicho límite, el Banco de México había estado comprando dólares la mayor parte de ese tiempo, hasta marzo de 1994. Es decir, el peso tenía una tendencia a revaluarse, no a devaluarse. Las cosas cambiaron a partir del asesinato del Luis Donaldo Colosio, ocurrido el día 23 de aquel mes. Se produjo entonces una cuantiosa pérdida de reservas. Durante aquel año aciago, cada vez que la situación volvía a tranquilizarse, surgían nuevos factores de desestabilización, fueran los secuestros de empresarios prominentes, las actitudes relacionadas con el conflicto de Chiapas, la renuncia del secretario de Gobernación, las acusaciones del subprocurador Ruiz Massieu, la renovada beligerancia del EZLN o el aumento en las tasas de interés estadounidenses, iniciadas por la Reserva Federal en febrero de 1994 y fuertemente acentuadas en noviembre de ese año. Corría también la opinión de que el déficit de la cuenta corriente se había ampliado demasiado. Esto es cierto, pero no se debía a la pérdida de competitividad ni a políticas fiscales o monetarias expansivas.
El crédito interno del banco central disminuyó enormemente de 1990 a marzo de 1994. Sólo fue en el resto de ese año que resultó necesario aumentarlo para evitar la contracción monetaria causada por las fugas de capital. En realidad, el déficit en cuenta corriente se derivó de cuantiosas entradas de capital, algunas deseables, otras no tanto. El Banco de México, muchos años atrás, había prohibido a los bancos abrir cuentas de valores a residentes en el extranjero, fueran personas físicas o morales, en las que se manejaran títulos de deuda pública mexicana. La prohibición obedecía al temor de que fluyeran capitales golondrinos, que así como llegan se van. El Banco fue objeto de múltiples presiones para que removiera su disposición, arguyendo incluso que contravenía las reglas de la OCDE a cuya pertenencia se aspiraba. " ...
Artículo de Octubre de 1999.
"...Las crisis económicas y financieras que México ha tenido que enfrentar en los últimos 25 años, mas que nada se han derivado del actuar de los gobernantes que ha tenido nuestro país en dicho período...."
"En 1976 se tuvo que afrontar una primera devaluación (después de un período estabilizador de 22 años), yéndose de 12.50 por dólar a un alza del valor del billete verde, que a la fecha ya no se ha podido detener, sino por el contrario el deteriodo de nuestra moneda se ido incrementando hasta verse influenciado por los diversos movimientos turbulentos de las crisis Asiáticas, en Latino América, en Rusia, en Japón, ya en la actualidad nada es estable, la Globalización y como consecuencia la apertura comercial, han hecho de las reservas monetarias de los diversos países, todo un gran problema (y México no ha sido la excepción)..."
"...En 1982, el Presidente López Portillo tratando de resolver en parte el problema o varios de los problemas que enuncias en renglones anteriores en su último informe de gobierno anuncia la Estatización de la Banca, establece el control de cambios, cambia la política de intereses (incluyendo el de tipo de interés que se otorgaba a las cuentas de ahorros) y establecen una serie de reglas en materia del Sistema Financiero, partiendo de la base de que buscaba un mejor acceso a los servicios de banca, una mayor distribución de los recursos financieros que permitiera y despegue de la actividad comercial e industrial de México; sin embargo, la realidad fue que no funcionó como se esperaba y la crisis en este campo se aumentó y le dio al traste con las buenas intenciones que se tuvieron al decretar la estatización bancaria. ..." ...
http://www.economia.com.mx/crisis_economica_y_financiera.htm
Las crisis de 1994-1995 Podría decirse que las crisis mexicanas de 1976 y de 1982 fueron las típicas crisis de países subdesarrollados, derivadas primordialmente de un gasto público excesivo. ..." "...¿Cuáles fueron las causas de la crisis mexicana? Múltiples y por eso resulta muy compleja. Al tiempo de estallar, la opinión más difundida la imputaba a que el peso, supuestamente, se había sobrevaluado. Sin embargo, esta tesis se contrapone con el hecho de que durante varios años la tasa de crecimiento de las exportaciones no petroleras venía en ascenso, llegando a 20.9% en 1994. También se contrapone con el hecho de que, durante varios años, el tipo de cambio había estado, la mayor parte del tiempo, pegado o próximo al límite inferior de la banda de flotación entonces existente. Asimismo, se contrapone con un tercer hecho: para evitar que el peso traspasara dicho límite, el Banco de México había estado comprando dólares la mayor parte de ese tiempo, hasta marzo de 1994. Es decir, el peso tenía una tendencia a revaluarse, no a devaluarse. Las cosas cambiaron a partir del asesinato del Luis Donaldo Colosio, ocurrido el día 23 de aquel mes. Se produjo entonces una cuantiosa pérdida de reservas. Durante aquel año aciago, cada vez que la situación volvía a tranquilizarse, surgían nuevos factores de desestabilización, fueran los secuestros de empresarios prominentes, las actitudes relacionadas con el conflicto de Chiapas, la renuncia del secretario de Gobernación, las acusaciones del subprocurador Ruiz Massieu, la renovada beligerancia del EZLN o el aumento en las tasas de interés estadounidenses, iniciadas por la Reserva Federal en febrero de 1994 y fuertemente acentuadas en noviembre de ese año. Corría también la opinión de que el déficit de la cuenta corriente se había ampliado demasiado. Esto es cierto, pero no se debía a la pérdida de competitividad ni a políticas fiscales o monetarias expansivas.
El crédito interno del banco central disminuyó enormemente de 1990 a marzo de 1994. Sólo fue en el resto de ese año que resultó necesario aumentarlo para evitar la contracción monetaria causada por las fugas de capital. En realidad, el déficit en cuenta corriente se derivó de cuantiosas entradas de capital, algunas deseables, otras no tanto. El Banco de México, muchos años atrás, había prohibido a los bancos abrir cuentas de valores a residentes en el extranjero, fueran personas físicas o morales, en las que se manejaran títulos de deuda pública mexicana. La prohibición obedecía al temor de que fluyeran capitales golondrinos, que así como llegan se van. El Banco fue objeto de múltiples presiones para que removiera su disposición, arguyendo incluso que contravenía las reglas de la OCDE a cuya pertenencia se aspiraba. " ...
Artículo publicado en “Palabra”,
revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional,
Año 15, Nums. 60/61, abril-junio / julio-septiembre, México 2002,
pp. 127-144
El mito de Benito Juárez en México
Por Bernardo López Ríos
Es curioso, como lo señalaba Carlos Castillo Peraza,
que el indigenismo oficial haya tenido como uno de sus paradigmas al “indio Juárez”, precisamente el que hizo todo para entregarle una buena parte del territorio mexicano a Washington.
Además, es deshonroso para el “benemérito”, que hayan sido estadounidenses los legisladores que resistieron los intentos de soborno perpetrados por el yerno de Benito Juárez, con los que el gobierno de éste trató de lograr los votos necesarios para, a cambio de dinero, ceder a los Estados Unidos el Istmo de Tehuantepec.
Título inadecuadoCabe señalar que el título de “benemérito de las Américas” es ilegítimo para Benito Juárez, ya que la legislatura colombiana que así lo nombró, no tenía, ni podía tener jurisdicción en las demás naciones del Continente Americano, ni autoridad para otorgar un título que fuera reconocido por todas ellas.
Presidencia ilegítima:
El 18 de enero de 1858 México tenía tres presidentes: Ignacio Comonfort, quien renunciaría el día 21 del mismo mes, y los dos autonombrados, con dos gobiernos: el del general Félix Zuloaga en México apoyado por el general Miguel Miramón y los conservadores, y el de Juárez en Guanajuato apoyado por los liberales. Ambos gobiernos eran revolucionarios y pronto estallaría la guerra de tres años. La legalidad de Juárez como presidente ha sido puesta en duda por numerosos historiadores, ya que Comonfort aún no renunciaba, y Juárez se declaró presidente tres días antes de que aquél saliese. Además, Juárez no había rendido la protesta requerida. Por si esto fuera poco, el 15 de abril de 1858 Juárez se embarcó para Panamá de donde pasó a Nueva Orleáns, perdiendo con esto su carácter de Presidente, (si es que lo tenía), según lo establecía la Constitución que él mismo decía defender.
El Tratado McLane-OcampoEl gobierno de Zuloaga había sido reconocido por todas las potencias, inclusive por el de Estados Unidos que tenía esperanzas en obtener lo que ya les había prometido Comonfort: la cesión de una parte muy considerable del territorio nacional y el paso a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec. Como John Forsyth, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos recibió una rotunda negativa de Zuloaga para aceptar estas vergonzosas proposiciones, se apartó del gobierno de Zuloaga y se dirigió al de Juárez. Forsyth llegó al extremo de tener en su propia casa a los jefes de la revolución juarista para que conspiraran a mansalva.Francisco Bulnes (notable polemista liberal y autor de los famosos libros: “El verdadero Juárez y la verdad sobre la Intervención y el Imperio” y “Juárez y las revoluciones de Ayutla y de Reforma”; la publicación de estas obras entre 1904 y 1905 causó un gran revuelo a nivel nacional) señala que si las proposiciones de los Estados Unidos hechas por Forsyth hubieran sido aceptadas por el gobierno conservador, “la marina de guerra americana hubiera arrojado a Juárez de Veracruz, el efecto de los 25 millones hubiera sido dar el triunfo a la reacción y el Presidente Buchanan hubiera dado todo su apoyo material y moral a Miramón. Los reaccionarios sacrificaron sus intereses de partido a su aversión por vender territorio a los Estados Unidos”. En contraste, Juárez estaba dispuesto a vender a su propio país con el fin de conseguir el reconocimiento de su gobierno por los Estados Unidos, junto con la ayuda económica de todo género que esto implicaba. El 14 de diciembre de 1859 el gobierno juarista firmó el Tratado McLane-Ocampo, por el cual Juárez se comprometió a conceder a los Estados Unidos: el derecho perpetuo de tránsito por el Istmo de Tehuantepec, con la posibilidad de ser vigilado por tropas estadounidenses en defecto de las mexicanas; el derecho de paso a las tropas estadounidenses a través de territorio mexicano para proteger las vidas y hacienda de sus ciudadanos y aun por cualesquiera otras causas; indemnización por los gastos erogados por los Estados Unidos a consecuencia de su intervención militar, aun con entrega de territorio. Por su parte, México tendría derecho a solicitar la intervención armada de los Estados Unidos cuando peligrara el gobierno de los liberales. El Tratado McLane-Ocampo no logró obtener la ratificación del Senado de los Estados Unidos, porque los senadores del Norte consideraban la adquisición de nuevos territorios de México como una pretendida expansión de tierras esclavistas. La Carolina del Sur se apartó de la Unión el 20 de diciembre de 1860, y pronto la siguieron otros Estados del Sur, y con eso estaba ya a punto de estallar nuestra Guerra Civil; sin embargo, Juárez había logrado el reconocimiento de su gobierno de parte del Presidente Buchanan, y eso era lo que importaba.
Origen de la idea de vender territorio nacional
En 1847 Juárez se inició como aprendiz en la logia masónica Independencia número 2.
Desde el principio de su vida pública, Juárez se había unido al grupo político de sus maestros en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca: los liberales. La mayoría de ellos eran masones de las logias yorkinas establecidas en México por Joel Roberts Poinsett (1779-1851). Poinsett era un agente del imperialismo yanqui en México que apoyó con estusiasmo la Doctrina Monroe y organizó en México a las logias masónicas yorkinas. Ya desde 1812 estaba en la Nueva España como agente secreto de la poderosa nación vecina para procurar insurreccionar al país, de manera que el movimiento insurgente favoreciera los planes de extensión territorial que ya por entonces abrigaba su gobierno (Francisco Azcárate reveló que Monroe, por conducto de Poinsett, pretendía que México cediera a Estados Unidos parte de su territorio). Poinsett propuso a Agustín de Iturbide la anexión a los Estados Unidos de la parte norte de México y el establecimiento de una República Federal (contraria al Plan de Iguala y semejante a la estadounidense), pero el Emperador Iturbide rechazó dignamente estas traidoras proposiciones. Desde entonces Poinsett comenzó a calumniar a Iturbide y a intrigar con todos los políticos descontentos, persuadiéndolos de que lo que México necesitaba era la República Federal; Poinsett y otros liberales como Ramos Arizpe, Michelena, etc., serían los responsables de la caída del Imperio de Iturbide. “La tendencia mexicanista de Iturbide - afirma Vasconcelos - era sincera. Del otro lado, en el liberalismo, se movía la influencia extranjera”. En 1825 el presidente Adams envió a Poinsett a México como ministro plenipotenciario, comisionado para gestionar la compra de Texas en cinco millones de dólares, pero no lo logró; años más tarde los agentes de la anexión de Texas a Estados Unidos encontraron en Poinsett un amigo proclive a esta maniobra.Prácticamente, el territorio de Texas lo vendieron a Estados Unidos Gómez Farías, Mejía y Zavala, a cambio de la protección de los esclavistas estadounidenses, para reintegrarlos en el poder del que los privó Santa Anna. Al cubano Mejía se le nombró jefe del ejército federal, reclutado en Louisiana y encargado de revolucionar en México y tomar Tampico; a Zavala director de los colonos de Texas que habían de insurreccionarse y separarse de México, ya que era uno de los principales colonos; y a Gómez Farías – como supuesto Vicepresidente de México – jefe intelectual del movimiento. Ni sólo aquellos traidores pactaron con los masones de Nueva Orleáns la independencia de Texas, sino que se comprometieron a seguir persiguiendo a la Iglesia, mediante una serie de reformas a las leyes. En realidad, Gómez Farías, liberal masón, fue un gran traidor y mil veces traidor porque dejaba morir de hambre al heroico ejército de Santa Anna que – al decir de Pereyra – no podía sostenerse, pues le faltaba el alimento hasta para los heridos (671); y en cambio, se solazaba a cada triunfo del invasor. Cuando los marinos estadounidenses desembarcaban en la isla de Sacrificios gritó hecho un loco: “quemen cohetes, repiquen, viva la libertad, esto está concluido” (Cuevas, p. 261). Y como si esto fuera poco, numerosos oficiales del ejército mexicano, que eran de filiación masónica, confraternizaban con sus “hermanos” del ejército enemigo, como lo asegura un autor insospechable, el masón Mateos (Historia de la masonería, pp. 106 y 111). En este sentido, Efraín González Luna escribía sobre el siglo XIX en México: Las logias sembraban y cultivaban intensivamente; las ideologías tóxicas eran fertilizantes activísimos: la ambición y el rencor reclutaban copiosamente voluntarios de la fácil aventura del poder político, que lo era también de la riqueza, de fanatismo sectario, del ensayo social a costa ajena y de la impunidad. El sitio de VeracruzA principios de 1860 Miramón sitió a Veracruz para impedir que Juárez siguiera legislando desde ahí bajo la égida estadounidense.
Cuando Juárez supo que los buques de Miramón iban a bloquear Veracruz, lanzó una circular declarando piratas a los buques el 25 de febrero de 1860. Asimismo se puso en comunicación con Mister Twyman, cónsul estadounidense en Veracruz, y por su medio con el Capitán Turner, encargado de la flota estadounidense, la cual se hallaba entonces en la bahía de Veracruz. Como resultado de ello, tres buques de guerra estadounidenses, el Saratoga, el Wave y el Indianola, llevando izada la bandera de los Estados Unidos, atacaron en aguas de México y pusieron fuera de combate a los buques mexicanos de guerra (6 de marzo de 1860) y éstos, con su cargamento de armas para Miramón, fueron enviados a Nueva Orleáns, acusados de piratería. Allí las autoridades estadounidenses rechazaron la acusación de piratería y censuraron a Turner por su acción; pero ya Juárez se había salido con la suya, y Miramón, a consecuencia de esa intromisión injustificada de los buques estadounidenses, tuvo que levantar el sitio de la plaza.
Juárez, sin embargo, había invocado el poder del extranjero y sangre de mexicanos había sido derramada por tropas extranjeras, de donde se ha deducido y concedido generalmente que Juárez traicionó a su patria y violó su independencia a manos de un enemigo benévolo para con él... La intervención extranjera en los asuntos de México, era un hecho y Juárez la había provocado.Cuando Miramón comenzó el sitio de Veracruz, prácticamente todo el país estaba en manos de los conservadores, menos Morelia y Veracruz; pero con la intervención de Turner, injustificable en Derecho Internacional, el aspecto de las cosas cambió radicalmente. Perdidos sus buques, Miramón vio imposible la captura de Veracruz, mientras que los juaristas, apoyados moral y económicamente por los Estados Unidos y reforzados con hombres y armas estadounidenses, salieron de sus escondites y renovaron sus ataques por todo el interior. Daños económicos y sociales ocasionados por las leyes liberales La Constitución liberal de 1857 estableció la independencia entre la Iglesia y el Estado; sostenía la igualdad de todos los ciudadanos, declaró la enseñanza libre en vez de la instrucción cristiana que se daba en las escuelas, no autorizó los votos religiosos y quitó las restricciones de imprenta en favor de la religión católica. En cuanto al derecho de propiedad, enfatizaba el derecho individual y limitaba, sin suprimirlo, el derecho de propiedad de las corporaciones, principalmente religiosas, por lo que privó a las corporaciones eclesiásticas de la capacidad legal de adquirir o administrar bienes raíces, con la excepción de los edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de sus instituciones y facultó los poderes para ejercer en materias de culto la intervención que dictaran las leyes.Esta Constitución pretendía aliviar la presión de los grandes sectores de campesinos sin tierra, con las tierras baldías y los latifundios de las corporaciones civiles y religiosas. Por tanto, se suprimieron los ejidos, las tierras comunales, y las tierras que tenía la Iglesia.La Constitución de 57 – formada por una minoría radical, y aprobada casi sin discusión por la mayoría de liberales moderados, según aseguran los mismos constituyentes (Zarco) – no tuvo en cuenta el estudio del pueblo para quien iba a legislar, sino que quiso reformarlo todo de un modo violento, y por eso en muchos puntos quedó sin aplicación... Tantas aberraciones como contenía la Constitución dieron lugar no solamente a que católicos como Zuloaga, o moderados como Payno, se rebelasen contra ella, sino que rojos como Baz, y hasta su mismo promulgador – Comonfort – la desconociesen. Esta Constitución contenía tales despropósitos, aun en materia política, que era imposible gobernar con ella y así llegaron a reconocerlo inclusive algunos liberales.
A la Constitución de 1857 se añadieron después las leyes de reforma promulgadas por Benito Juárez en 1859, las cuales decretaban la supresión de todas las Órdenes religiosas y la nacionalización de todos los bienes del clero secular y regular. Además, se declaraba al matrimonio como un contrato meramente civil, sujeto solamente a las autoridades civiles.Juárez, encerrado en Veracruz bajo el amparo de los yanquis, se dedicaba a promulgar sus famosas leyes de Reforma. Por ellas decretó no ya la separación entre la Iglesia y el Estado, sino la subordinación de aquélla a éste... Esta ley... aparte de ser injusta, fue inconstitucional, puesto que – como escribe D. Blas Gutiérrez – “la Constitución reconociendo a la Iglesia no podía expropiarla porque no pidió su consentimiento ni la indemnizó; ni podía confiscarla porque la confiscación estaba prohibida por el artículo 22” (leyes de Reforma, pp. 2 y 38).
Así pues, esa ley, como todas las de Reforma, fue una adición que desgarraba cada artículo de la ley fundamental a la cual Juárez tenía por bandera y reformaba a cañonazos, que dijera Rabasa (La organización política de México, p. 162). Fue patente el despilfarro que se hizo de los bienes de la Iglesia y del saqueo de que fueron víctimas algunos templos, como las catedrales de México, Morelia, Zacatecas, y la Colegiata de Santa María de Guadalupe. Jamás gobierno alguno del México independiente había tenido tantos recursos a su disposición como el de Juárez en 1861, a consecuencia de la nacionalización de los bienes eclesiásticos, que importaron más de 60 millones de pesos. Pero jamás tampoco había habido el despilfarro que entonces. Los bienes se regalaban por casi nada y en realidad sólo sirvieron para enriquecer a unos cuantos.Según las leyes civiles, no podía venderse ninguna propiedad nacional si no era en subasta pública y previo avalúo. Nada de esto se observó entonces. Las ventas se verificaron por contratos secretos, los cuales desaparecieron cuando Juárez marchó a San Luis Potosí. Como ejemplo de venta censurable se cita la del Colegio de Puebla tasado en 200 mil pesos y vendido en cinco mil. Con estas medidas se fortaleció el poder del Estado; sin embargo, la desamortización de los bienes de las corporaciones, extendida a las propiedades comunales de pueblos, de las comunidades indígenas, de congregaciones religiosas, etc., despojaba a los menos preparados para vivir, perjudicando también a los municipios a los que despojó de sus “propios” y provocó un aumento de desheredados, además de favorecer el latifundismo al no poner traba alguna a los poderosos. En este sentido, José Vasconcelos, el “Maestro de América”, se refiere a su paisano oaxaqueño en estos términos:“La Reforma, pues, proletarizó a las comunidades indígenas. Y es de una ironía dolorosa considerar que fue Juárez, un indio, quien privó de sus tierras a sus compatriotas que la ley española había elevado a la categoría de propietarios”. Al desamortizarse las tierras de la Iglesia, valuadas en aproximadamente una vigésima quinta parte del valor total de las tierras del país en aquel entonces, tierras productivas dedicadas al Bien Común (y de mala fe llamadas de “manos muertas”), los campesinos, peones pobres respetuosos de las excomuniones de la Iglesia, no pudieron comprar estas tierras. Los bienes de la Iglesia pasaron entonces a unas “manos tan vivas”, que en diez años se desaparecieron. Por otra parte, en una época en la prácticamente no había bancos, la principal fuente de crédito había sido la Iglesia, la cual prestaba entonces su capital al módico interés de 6% anual, por lo que la Iglesia Católica en México, más que una mano muerta que poseía esos capitales era una mano bienhechora, pues prestaba dinero por más de lo que valían las fincas, además de prestar sus tierras a los campesinos a una módica renta. En cambio, con las nuevas leyes, quienes contrataban créditos hipotecarios después de la desamortización, tuvieron que hacerlo con particulares que cobraban el 2% mensual cuando menos, ya que otra ley había permitido la libertad ilimitada en el tipo de interés, por lo cual, los pobres cayeron en poder de usureros sin entrañas.
Además, millares de niños y de enfermos se quedaron sin instrucción y sin auxilios, es decir, el gobierno los dejó en la miseria y en el desamparo. Al repartirse las tierras desamortizadas de la Iglesia con las tierras de comunidades y de ejidos, se formaron los latifundios, pues las tierras quedaron en manos de unos cuantos extranjeros, criollos y mestizos que sí tenían capital y no temían las leyes de la Iglesia en la que no creían. Eso resultó ser un gran bocado para los ricos sin escrúpulos, golosos de tierras... A esos ricos los llama Molina Enríquez “Nuevos Criollos”, en cuyas venas ni siquiera corría siempre sangre española.
Gobierno en bancarrota
No pasó mucho tiempo sin que el despilfarrado gobierno de Juárez se encontrase otra vez en estrecheces económicas, al grado de resolver (ley del 27 de julio de 1861) la suspensión del pago de la deuda exterior por dos años. Tal decisión hizo que España e Inglaterra sospechasen una insolvencia del gobierno. En efecto, tan pésima fue la administración del gobierno juarista, que en poco tiempo se encontraba en bancarrota y tenía que pedir un préstamo forzoso y ordenar, por medio del Congreso “que se faculta al gobierno para que se proporcione recursos de cualquiera manera que sea con el fin de destruir a la reacción” (Cuevas). Por su parte los Estados Unidos por conducto de su representante Mr. Corwin, ofrecieron a Juárez un préstamo con hipoteca de terrenos baldíos en varios Estados del norte, pagaderos en seis años so pena de perder México esos terrenos baldíos. Juárez aceptó el convenio, no así el Senado norteamericano. Además, Juárez consintió, por medio del convenio “Wike-Zamacona” que los agentes consulares ingleses cobrasen directamente de las aduanas, o más bien, de los importadores, las asignaciones para los tenedores de bonos, autorizándolos para examinar los libros. El liberal Vigil confiesa que este convenio “hubiera equivalido a perder nuestra soberanía sin disparar un cañonazo, incompatible absolutamente con el honor y la independencia de la República”.
No sabe qué hacer con el ejército:
Una vez concluida la intervención francesa en 1867, Juárez no supo resolver el problema de la integración de los militares a la vida civil. Al tiempo de la toma de Querétaro y de la capital, había unos 90,000 hombres sobre las armas, lo cual creaba el difícil problema de volver a encauzarlos en la vida civil. Para el modo iluso de ver que tenía Juárez, los soldados no habían hecho más que cumplir con un deber patriótico y con eso terminaban las responsabilidades del gobierno para con ellos, según aquel dicho de que: “El Moro ha prestado su servicio, ya puede irse el Moro”. Como el erario público estaba casi vacío después de tantos años de guerra, Juárez desechó la idea de otorgar pensiones militares, por falta de dinero, una vez agotados y vergonzosamente disipados los recursos que su gobierno había obtenido de la desamortización de los bienes del Clero. Así pues, reteniendo un ejército de 20,000 hombres, despidió a los demás a sus casas, sin más preliminares, pero dejando amargados a los soldados, quienes al retirarse decían de Juárez que era “ingrato e inhumano”... Los 70,000 soldados que Juárez había licenciado, sin otra recompensa que un “gracias”, se convirtieron en una amenaza social, y aunque muchos volvieron a la vida civil ordinaria, otros muchos, en cambio, no quisieron o no pudieron hacerlo, y la sangre les hervía en las venas, puesto que lo único que sabían de México eran las conmociones políticas y revolucionarias de que éste había sido escenario en los últimos cincuenta y tantos años. La educación, como resultado de las restricciones impuestas por la Constitución de 1857 y las leyes penales de Juárez había sucumbido por completo. Las florecientes escuelas religiosas habían dejado de existir, pero ninguna otra había venido a reemplazarlas. En vez de libros, se habían repartido machetes, rifles y espadas, y en vez de aprender el cultivo de la tierra, habían aprendido a matar. El mismo Juárez les había enseñado el modo de confiscar, destrozar y saquear, así que, una vez suprimida la sanción oficial, se dejaron llevar de su propia iniciativa, y a consecuencia fue que bandas de salteadores, ladrones y asesinos, merodeaban por los caminos e infestaban el país. Su herencia era el desorden y la violencia, y aun hubo antiguos generales que se hicieron jefes de bandoleros. Con frecuencia había secuestros de personas para exigir rescate. Los historiadores llegan a llamar a este periodo “la época de los plagios”. Juárez se alarmó seriamente, y logró por fin que se dieran leyes para poner dique a los males del bandidaje. Porfirio Díaz aprovechó hábilmente la impopularidad de Juárez entre los soldados y más tarde surgiría el partido político de los porfiristas.Por temor al poder político de los porfiristas, Juárez le ofreció a Porfirio Díaz el puesto de Presidente de la Suprema Corte de Justicia, aunque era evidente su incapacidad legal y su falta de preparación para el cargo, el cual requería de un jurisconsulto. De todos modos, el general Díaz no aceptó la oferta, aunque había estudiado algo de leyes.Otra vez compromete la integridad del territorio nacionalEl gobierno de Juárez se encontró, al triunfo del partido liberal, con una situación por demás dolorosa.
Los capitales habían huido al extranjero; la industria se encontraba en bancarrota;
las personas de verdadero valer habían emigrado o se habían retirado de la política; el bandolerismo se hallaba en su apogeo y, para colmo de desgracias, el gobierno, con sus reformas legales a la Constitución y su persecución religiosa contribuyó a aumentar el caos y la anarquía. El gobierno juarista... celebró dos contratos con poderosas compañías yanquis hipotecando terrenos de Tamaulipas y de San Luis Potosí y comprometiendo la integridad territorial de la Baja California. Se reformó la Constitución sin los requisitos establecidos por ella. Otras incongruencias En las elecciones presidenciales de 1871 Juárez, Lerdo y Díaz se presentaron como candidatos, resultando ganador Benito Juárez, aunque con evidentes fraudes electorales. Porfirio Díaz se levantó en armas con el Plan de la Noria para arrojar del poder a Juárez, pero fracasó.Juárez gobernó durante 15 años, más del doble que Antonio López de Santa Anna, quien apenas pudo sumar unos seis años de gobierno. Santa Anna, ambicioso y petulante, astuto y despótico, fue más que nada, Santaannista, y si es verdad que reprimiendo el vandalismo hizo bien al país, con todo, su dictadura, particularmente la de 1853-1855, hizo gemir de dolor al pueblo. Y sin embargo, debe advertirse que esta última vez, para evitar la anarquía que se extendió sobre la nación después de la infame guerra que nos hizo Estados Unidos, fueron los mismos yorkinos los que lo reinstalaron en el poder, ya que yorkinos fueron Gregorio Dávila y Benito Juárez que lo llamaron a la presidencia, y yorkinos también Basabre y Miguel Lerdo de Tejada, que fueron a traerlo hasta su destierro de Colombia, como lo asienta el masón José M. Mateos en su “Historia de la masonería en México” (cap. XVII, p. 124). A Juárez se le ha cuestionado por no haber mostrado magnanimidad con Maximiliano, quien era como él un liberal, cuando éste fue derrotado por las tropas juaristas y fusilado en el cerro de las Campanas en 1867. Casi todas las acusaciones que se hicieron a Maximiliano, podían con igual derecho hacérselas a sí mismos Juárez y sus secuaces; pero a Juárez le importaba tremendamente la sentencia de muerte del Emperador... Hasta supo desentenderse de la súplica que le envió Seward pidiendo clemencia... No era Juárez para tomar a Lincoln como dechado. Además de esto, no hay que olvidar que la mayor parte de los liberales se adhirió, con todo el pueblo, a la intervención y al Imperio. Risa da, pues, la estúpida ley del 25 de mayo de 1862, promulgada por Juárez, en que se declara traidores a los intervencionistas y monarquistas porque – como lo apunta Pereyra – “declaraba prácticamente culpables a todos los mexicanos, puesto que la autoridad de Maximiliano fue reconocida por la gran mayoría del pueblo”... Los mismos liberales no pudieron menos de servir a quien les ayudaba a vivir en orden y tranquilidad, porque para ellos el Imperio – como dice Bulnes – “fue la verdadera gloria, la verdadera Patria, la verdadera doctrina política” (463). En vista de esto no es de extrañar que Payno haya encontrado – después del Imperio – ciento cuatro mil solicitudes de empleo al gobierno de Maximiliano, hechas por los liberales, por lo que Lerdo de Tejada le dijo: “si publica usted la lista nos quedamos sin partido liberal” (Bulnes, 577). Pero, qué más: el mismo Juárez pidió desde el Paso, Texas, donde vivía, a su apoderado en México, que revalidara los bienes eclesiásticos que se adjudicó, reconociendo por ese hecho la autoridad del Emperador... Maximiliano, por su parte, - frívolo y versátil en extremo – no resultó el gobernante que se esperaba, porque gobernó con las injustas y aborrecidas leyes liberales de Juárez y con un ministerio por entero liberal... Se rodeó de liberales, él que era liberal, y los liberales fueron minando su trono; y cuando se vio sin el apoyo de las bayonetas francesas y sin el auxilio de los liberales que lo abandonaban, entonces y sólo entonces se echó en brazos del partido conservador a quien había despreciado y hasta tratado de disolver; partido que, dando una muestra de suma lealtad, lo protegió hasta que pudo. La Nación oprimida por el liberalismoEfraín González Luna se refiere a la opresión de la Nación en estos términos: La época que se cierra en Querétaro con el fusilamiento de Maximiliano y sus principales generales, en 1867, aseguró no sólo un triunfo episódico del “partido liberal”, sino su predominio absoluto por mucho tiempo, la consolidación de la reforma secularizada y anti-religiosa... La nueva época que se inicia al consumarse la ruina del Segundo Imperio no ha sido tampoco de ingreso a la normalidad política, de organización real y funcionamiento práctico de instituciones en que tuviera cumplimiento el ideario que selló su triunfo en Querétaro.
El Estado mexicano siguió sometido a régimen faccioso y subsistió la tensión patológica que tiene que ser la tónica de la vida pública cuando se basa en una antinomia radical, en un conflicto no liquidado: la antinomia entre una realidad social que se afirma incesantemente y un molde oficial que la repudia y en el que es metida por la fuerza; el conflicto entre un pueblo despojado del derecho de representación, a pesar de los textos legales y de la propaganda, y el gobierno faccioso que se le impone.
La gestación de un gran estallido social:
la revolución
La desamortización, de la que ya hemos hablado, aumentó el número de los desheredados y preparó la reivindicación que tarde o temprano habría de venir: la Revolución Mexicana, tal como se presentó y con sus sangrientos caracteres en la segunda década del siglo XX. Es así como la Constitución de 1857, en lo positivo que tiene de legalidad social, como en sus deficiencias y en sus violaciones posteriores, preparó el movimiento revolucionario que formó la Constitución de 1917, en que aparece ya una concepción nueva del Estado, con ingerencia en la economía, más directa y orientada para el bien de todos. Carlos Castillo Peraza señala que en el Congreso de 1931 de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), en el que se abordaron diversos problemas de México, se afirmó, en relación con la cuestión agraria que:Los abusos de los liberales... trajeron como consecuencia un malestar social que fue uno de los factores más importantes de la Revolución de 1910. En efecto, hacia 1909 las estadísticas mostraban que el 97 % de la superficie rural de la República mexicana estaba en manos de 830 terratenientes, el 2 % pertenecía a pequeños propietarios y el 1 % a los pueblos.El eje del sistema hacendario eran el terrateniente y el administrador, quienes sólo se preocupaban de recibir su parte en las cosechas; no se modernizó la técnica agrícola ni se formó una amplia clase media mercantil.- Grandes extensiones de tierra se dejaban sin cultivar- Los salarios eran muy bajos, y en muchas ocasiones se pagaba en especie- En las tiendas de raya, los peones de la hacienda se endeudaban heredando las deudas a sus hijos- La hacienda era autosuficiente: policías, jueces, prisiones, arrieros, carpinteros, etc., le eran propios- Con la protección a la industria, no se apoyó el mejoramiento del nivel del pueblo, como mercado interno- Los inversionistas mexicanos fueron aceleradamente desplazados por la afluencia de capitales extranjeros. Los estadounidenses, al fin del porfirismo, poseían más que todos los mexicanos juntos- El desprecio del sujeto de la economía: el pueblo- El analfabetismo era del 73.9 %, 78 % eran escuelas públicas y 22 % privadas, pero sólo el 28 % de la población escolar era atendida; más del 50 % de las viviendas, según el censo de 1910, eran “chozas”; más de 13 mil familias no tenían hogar; 100 mil personas dormían a campo raso y 25 mil en dormitorios o mesones- La deficiente higiene y la mala salud pública, como resultado de la mala alimentación y deficiente vivienda, propiciaba epidemias como el tifo. Para quienes ganaban de 10 a 15 centavos diarios, comprar un jabón significaba el 25 % de sus ingresos.
Había gran escasez de agua- La servidumbre de los pobres, con las consecuentes humillaciones, castigos desproporcionados, jornadas inhumanas y la insalubridad laboral en el campo y en la ciudad. Con toda razón Efraín González Luna señaló de manera contundente:fue el liberalismo quien comprometió la suerte de la libertad, donde realmente se aplicó.
En México dejó en libertad a una minoría y oprimió a la Nación. Juárez frente a Manuel Gamio y a José Bravo Ugarte Manuel Gamio, antropólogo que influyó considerablemente en el impulso indigenista de la Revolución, escribió el libro Forjando patria (1916), en el cual puso en duda la aptitud de Juárez como símbolo nacional. Gamio arguyó que la consagración de Juárez como héroe era el resultado de los esfuerzos de una minoría de mexicanos que habían tenido siempre “voz y voto”. Para la mayoría de los mexicanos, continuó diciendo Gamio, a Juárez le falta significado, pues aunque miembro de la raza indígena, Juárez poseía una cultura europea. Además, hizo poco por los indios.
El destacado historiador José Bravo Ugarte afirma que: ... es de notar que el hombre símbolo de la Constitución de 1857 violase tan manifiestamente, con el plebiscito, su artículo 127, que reservaba toda reforma constitucional al Congreso y a las Legislaturas. Salvo pequeñas interrupciones, Juárez usó siempre, aun durante este Periodo Constitucional, de “facultades extraordinarias”, dándoles la mayor amplitud posible: comenzó por prorrogarse las que se le habían concedido para hacer frente a la Intervención Francesa, alegando que, no habiéndose firmado la paz, subsistía el estado de guerra, aun cuando no hubiera ya un solo soldado francés en nuestro territorio...
La muerte encontró a Juárez en pleno y amplísimo uso de facultades extraordinarias... el presidente de la Constitución de 57 “no gobernó nunca con la Constitución”, como dice Rabasa... Juárez había perdido prestigio en el partido liberal por el anticonstitucional plebiscito con que deseaba reformar la Constitución y por las reformas que hizo a la Ley Electoral (14 de agosto de 1867)...Hoy es claro que no hubo segunda guerra de Independencia en el sentido que ha querido dársele, sino una guerra civil en la que también lucharon dos Intervenciones Extranjeras, respecto de las cuales Juárez “es el héroe máximo del Panamericanismo o sujeción de Hispano América al Imperio Nórdico”. Es claro también – y muy repetido por los juaristas y políticos posteriores -, que la Constitución de 57 era una ley falsa o inadaptada al pueblo mexicano, que alternativamente condujo por sí misma a la dictadura o a la revolución: por consiguiente, no es mérito sino demérito, habérsela impuesto al país.Juárez, además, inició el periodo no decente de nuestra Historia, haciendo gala de ser el hombre de la Ley, mientras burlaba el sufragio y la Ley, gobernaba tiránicamente e impedía la educación política del pueblo. Y, por sugerir el principio constantemente latente en su vocabulario de que es “Ley lo que se promulga” (por impopular, injusto e irracional que sea), resulta nuestro primer gran falsificador en el orden jurídico, responsable de que en México, a partir de entonces y contra lo que exige un deber primordial, no se mire con respeto ni a la Ley ni a las autoridades, que tan frecuentemente han sido meras falsificaciones. Juárez fue, finalmente, uno de los principales destructores de nuestro rico patrimonio artístico y bibliográfico.
La promoción del mito de Juárez Charles A. Weeks, acucioso investigador de los usos políticos e ideológicos de Juárez, revisó los periódicos, revistas, libros y folletos publicados en México en un periodo de cien años, desde 1872 hasta 1972, y es autor del libro El mito de Juárez en México, en el cual afirma que: Comenzando 1887, el gobierno trató de unir sus programas con los de Juárez por medio de una manipulación oficial del mito de Juárez que consistía en celebraciones, estudios laudatorios y libros de texto... Juárez existe principalmente como un mito en México... El mito de Juárez consiste de tres elementos principales: el hombre ligado a una realidad histórica, los significados asociados al nombre (formando, en conjunto, el símbolo) y finalmente el grupo, institución o individuo específico que crea y emplea el símbolo. Este mito ha sido parte integral de la historia mexicana desde 1867... Las conmemoraciones en honor de Juárez, en la ciudad de México, a menudo se convirtieron en demostraciones de elogio de los ocupantes de la silla presidencial... Los representantes del PRI tomaron siempre parte y a menudo hicieron discursos... Organizaciones estudiantiles y laborales, formadas generalmente por empleados gubernamentales con el día libre, formaban las necesarias “masas”... Las publicaciones del gobierno ayudaron a los presidentes de la República en su esfuerzo para aprovechar y elaborar el mito de Juárez... En 1959 un decreto estableció una Comisión de Libros de Texto Gratuitos... El patrocinio gubernamental de los centenarios de Juárez culminó con la proclamación de 1972 como “Año de Juárez” en México... Ya en 1972 los gobiernos mexicanos tal vez se habían convertido en los agentes más importantes en el desarrollo y perpetuación del mito de Juárez en México. El 19 de diciembre de 1948, en un mitin de los Sinarquistas en el Hemiciclo a Juárez de la Ciudad de México, se cubrió su estatua con una capucha negra “porque no queremos mirar a este bandido ni queremos que él nos mire a nosotros”. Este acontecimiento motivó que liberales y masones lanzaran consignas y protestas. Los juaristas pidieron la disolución de la Unión Nacional Sinarquista y la proscripción legal de su brazo político, el Partido Fuerza Popular. Se canceló el registro del partido y en desagravio al “benemérito”, se declaró al 21 de marzo, fecha del natalicio de Juárez, como día feriado.
Acción Nacional vs. el mito de Juárez
Weeks afirma que el Partido Acción Nacional trató a Juárez como una creación “oficial”, algo diferente del hombre real, y de importancia para los que lo alababan sólo como medio de afianzar sus intereses. Por ejemplo, el periódico (la revista) del PAN, “La Nación”, reaccionó ante la celebración del 21 de marzo de 1953 y dijo que fue un asunto en el que los participantes usaron a Juárez sólo como un medio para promover su causa. “La Nación” caracterizó la conmemoración de 1959 como una reunión de “la familia”. Todos los que asistieron - dijo “La Nación” -, estaban vinculados con la maquinaria oficial. “El verdadero sentido de la presencia de obreros y burócratas en los lugares de homenaje – comentó La Nación – lo sintetizó un cartel que fue colocado en el Instituto Psicopedagógico, dependiente de la Secretaría de Educación: Los que asistan a la ceremonia de Aniversario del Benemérito – decía –podrán tomar sus vacacionesdesde el lunes. “La Nación” atacó lo que consideraba la corrupción del gobierno de Alemán, por medio de una referencia a Juárez: “Si – dijo La Nación – de acuerdo con la frase de sus mismos partidarios, Juárez guardó – sin aplicar – la Constitución para salvarla, las cosas se ponían más fáciles. Y el general Sánchez Taboada se siente dispuesto a ‘salvar’ la Constitución y hasta la democracia, mientras no falten los regalitos a cargo del presupuesto”.
En 1971 “La Nación” señaló que los seguidores de Echeverría, el candidato del PRI, emplearon la celebración del nacimiento de Benito Juárez con el fin de atraer apoyo para su candidato, reseñó Weeks. Juárez frente a Gómez MorínSi se me pregunta qué pienso de Juárez, autor de los primeros fraudes electorales, y de los más constantes, puedo decir que fue un mexicano típico del partido oficial.
revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional,
Año 15, Nums. 60/61, abril-junio / julio-septiembre, México 2002,
pp. 127-144
El mito de Benito Juárez en México
Por Bernardo López Ríos
Es curioso, como lo señalaba Carlos Castillo Peraza,
que el indigenismo oficial haya tenido como uno de sus paradigmas al “indio Juárez”, precisamente el que hizo todo para entregarle una buena parte del territorio mexicano a Washington.
Además, es deshonroso para el “benemérito”, que hayan sido estadounidenses los legisladores que resistieron los intentos de soborno perpetrados por el yerno de Benito Juárez, con los que el gobierno de éste trató de lograr los votos necesarios para, a cambio de dinero, ceder a los Estados Unidos el Istmo de Tehuantepec.
Título inadecuadoCabe señalar que el título de “benemérito de las Américas” es ilegítimo para Benito Juárez, ya que la legislatura colombiana que así lo nombró, no tenía, ni podía tener jurisdicción en las demás naciones del Continente Americano, ni autoridad para otorgar un título que fuera reconocido por todas ellas.
Presidencia ilegítima:
El 18 de enero de 1858 México tenía tres presidentes: Ignacio Comonfort, quien renunciaría el día 21 del mismo mes, y los dos autonombrados, con dos gobiernos: el del general Félix Zuloaga en México apoyado por el general Miguel Miramón y los conservadores, y el de Juárez en Guanajuato apoyado por los liberales. Ambos gobiernos eran revolucionarios y pronto estallaría la guerra de tres años. La legalidad de Juárez como presidente ha sido puesta en duda por numerosos historiadores, ya que Comonfort aún no renunciaba, y Juárez se declaró presidente tres días antes de que aquél saliese. Además, Juárez no había rendido la protesta requerida. Por si esto fuera poco, el 15 de abril de 1858 Juárez se embarcó para Panamá de donde pasó a Nueva Orleáns, perdiendo con esto su carácter de Presidente, (si es que lo tenía), según lo establecía la Constitución que él mismo decía defender.
El Tratado McLane-OcampoEl gobierno de Zuloaga había sido reconocido por todas las potencias, inclusive por el de Estados Unidos que tenía esperanzas en obtener lo que ya les había prometido Comonfort: la cesión de una parte muy considerable del territorio nacional y el paso a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec. Como John Forsyth, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos recibió una rotunda negativa de Zuloaga para aceptar estas vergonzosas proposiciones, se apartó del gobierno de Zuloaga y se dirigió al de Juárez. Forsyth llegó al extremo de tener en su propia casa a los jefes de la revolución juarista para que conspiraran a mansalva.Francisco Bulnes (notable polemista liberal y autor de los famosos libros: “El verdadero Juárez y la verdad sobre la Intervención y el Imperio” y “Juárez y las revoluciones de Ayutla y de Reforma”; la publicación de estas obras entre 1904 y 1905 causó un gran revuelo a nivel nacional) señala que si las proposiciones de los Estados Unidos hechas por Forsyth hubieran sido aceptadas por el gobierno conservador, “la marina de guerra americana hubiera arrojado a Juárez de Veracruz, el efecto de los 25 millones hubiera sido dar el triunfo a la reacción y el Presidente Buchanan hubiera dado todo su apoyo material y moral a Miramón. Los reaccionarios sacrificaron sus intereses de partido a su aversión por vender territorio a los Estados Unidos”. En contraste, Juárez estaba dispuesto a vender a su propio país con el fin de conseguir el reconocimiento de su gobierno por los Estados Unidos, junto con la ayuda económica de todo género que esto implicaba. El 14 de diciembre de 1859 el gobierno juarista firmó el Tratado McLane-Ocampo, por el cual Juárez se comprometió a conceder a los Estados Unidos: el derecho perpetuo de tránsito por el Istmo de Tehuantepec, con la posibilidad de ser vigilado por tropas estadounidenses en defecto de las mexicanas; el derecho de paso a las tropas estadounidenses a través de territorio mexicano para proteger las vidas y hacienda de sus ciudadanos y aun por cualesquiera otras causas; indemnización por los gastos erogados por los Estados Unidos a consecuencia de su intervención militar, aun con entrega de territorio. Por su parte, México tendría derecho a solicitar la intervención armada de los Estados Unidos cuando peligrara el gobierno de los liberales. El Tratado McLane-Ocampo no logró obtener la ratificación del Senado de los Estados Unidos, porque los senadores del Norte consideraban la adquisición de nuevos territorios de México como una pretendida expansión de tierras esclavistas. La Carolina del Sur se apartó de la Unión el 20 de diciembre de 1860, y pronto la siguieron otros Estados del Sur, y con eso estaba ya a punto de estallar nuestra Guerra Civil; sin embargo, Juárez había logrado el reconocimiento de su gobierno de parte del Presidente Buchanan, y eso era lo que importaba.
Origen de la idea de vender territorio nacional
En 1847 Juárez se inició como aprendiz en la logia masónica Independencia número 2.
Desde el principio de su vida pública, Juárez se había unido al grupo político de sus maestros en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca: los liberales. La mayoría de ellos eran masones de las logias yorkinas establecidas en México por Joel Roberts Poinsett (1779-1851). Poinsett era un agente del imperialismo yanqui en México que apoyó con estusiasmo la Doctrina Monroe y organizó en México a las logias masónicas yorkinas. Ya desde 1812 estaba en la Nueva España como agente secreto de la poderosa nación vecina para procurar insurreccionar al país, de manera que el movimiento insurgente favoreciera los planes de extensión territorial que ya por entonces abrigaba su gobierno (Francisco Azcárate reveló que Monroe, por conducto de Poinsett, pretendía que México cediera a Estados Unidos parte de su territorio). Poinsett propuso a Agustín de Iturbide la anexión a los Estados Unidos de la parte norte de México y el establecimiento de una República Federal (contraria al Plan de Iguala y semejante a la estadounidense), pero el Emperador Iturbide rechazó dignamente estas traidoras proposiciones. Desde entonces Poinsett comenzó a calumniar a Iturbide y a intrigar con todos los políticos descontentos, persuadiéndolos de que lo que México necesitaba era la República Federal; Poinsett y otros liberales como Ramos Arizpe, Michelena, etc., serían los responsables de la caída del Imperio de Iturbide. “La tendencia mexicanista de Iturbide - afirma Vasconcelos - era sincera. Del otro lado, en el liberalismo, se movía la influencia extranjera”. En 1825 el presidente Adams envió a Poinsett a México como ministro plenipotenciario, comisionado para gestionar la compra de Texas en cinco millones de dólares, pero no lo logró; años más tarde los agentes de la anexión de Texas a Estados Unidos encontraron en Poinsett un amigo proclive a esta maniobra.Prácticamente, el territorio de Texas lo vendieron a Estados Unidos Gómez Farías, Mejía y Zavala, a cambio de la protección de los esclavistas estadounidenses, para reintegrarlos en el poder del que los privó Santa Anna. Al cubano Mejía se le nombró jefe del ejército federal, reclutado en Louisiana y encargado de revolucionar en México y tomar Tampico; a Zavala director de los colonos de Texas que habían de insurreccionarse y separarse de México, ya que era uno de los principales colonos; y a Gómez Farías – como supuesto Vicepresidente de México – jefe intelectual del movimiento. Ni sólo aquellos traidores pactaron con los masones de Nueva Orleáns la independencia de Texas, sino que se comprometieron a seguir persiguiendo a la Iglesia, mediante una serie de reformas a las leyes. En realidad, Gómez Farías, liberal masón, fue un gran traidor y mil veces traidor porque dejaba morir de hambre al heroico ejército de Santa Anna que – al decir de Pereyra – no podía sostenerse, pues le faltaba el alimento hasta para los heridos (671); y en cambio, se solazaba a cada triunfo del invasor. Cuando los marinos estadounidenses desembarcaban en la isla de Sacrificios gritó hecho un loco: “quemen cohetes, repiquen, viva la libertad, esto está concluido” (Cuevas, p. 261). Y como si esto fuera poco, numerosos oficiales del ejército mexicano, que eran de filiación masónica, confraternizaban con sus “hermanos” del ejército enemigo, como lo asegura un autor insospechable, el masón Mateos (Historia de la masonería, pp. 106 y 111). En este sentido, Efraín González Luna escribía sobre el siglo XIX en México: Las logias sembraban y cultivaban intensivamente; las ideologías tóxicas eran fertilizantes activísimos: la ambición y el rencor reclutaban copiosamente voluntarios de la fácil aventura del poder político, que lo era también de la riqueza, de fanatismo sectario, del ensayo social a costa ajena y de la impunidad. El sitio de VeracruzA principios de 1860 Miramón sitió a Veracruz para impedir que Juárez siguiera legislando desde ahí bajo la égida estadounidense.
Cuando Juárez supo que los buques de Miramón iban a bloquear Veracruz, lanzó una circular declarando piratas a los buques el 25 de febrero de 1860. Asimismo se puso en comunicación con Mister Twyman, cónsul estadounidense en Veracruz, y por su medio con el Capitán Turner, encargado de la flota estadounidense, la cual se hallaba entonces en la bahía de Veracruz. Como resultado de ello, tres buques de guerra estadounidenses, el Saratoga, el Wave y el Indianola, llevando izada la bandera de los Estados Unidos, atacaron en aguas de México y pusieron fuera de combate a los buques mexicanos de guerra (6 de marzo de 1860) y éstos, con su cargamento de armas para Miramón, fueron enviados a Nueva Orleáns, acusados de piratería. Allí las autoridades estadounidenses rechazaron la acusación de piratería y censuraron a Turner por su acción; pero ya Juárez se había salido con la suya, y Miramón, a consecuencia de esa intromisión injustificada de los buques estadounidenses, tuvo que levantar el sitio de la plaza.
Juárez, sin embargo, había invocado el poder del extranjero y sangre de mexicanos había sido derramada por tropas extranjeras, de donde se ha deducido y concedido generalmente que Juárez traicionó a su patria y violó su independencia a manos de un enemigo benévolo para con él... La intervención extranjera en los asuntos de México, era un hecho y Juárez la había provocado.Cuando Miramón comenzó el sitio de Veracruz, prácticamente todo el país estaba en manos de los conservadores, menos Morelia y Veracruz; pero con la intervención de Turner, injustificable en Derecho Internacional, el aspecto de las cosas cambió radicalmente. Perdidos sus buques, Miramón vio imposible la captura de Veracruz, mientras que los juaristas, apoyados moral y económicamente por los Estados Unidos y reforzados con hombres y armas estadounidenses, salieron de sus escondites y renovaron sus ataques por todo el interior. Daños económicos y sociales ocasionados por las leyes liberales La Constitución liberal de 1857 estableció la independencia entre la Iglesia y el Estado; sostenía la igualdad de todos los ciudadanos, declaró la enseñanza libre en vez de la instrucción cristiana que se daba en las escuelas, no autorizó los votos religiosos y quitó las restricciones de imprenta en favor de la religión católica. En cuanto al derecho de propiedad, enfatizaba el derecho individual y limitaba, sin suprimirlo, el derecho de propiedad de las corporaciones, principalmente religiosas, por lo que privó a las corporaciones eclesiásticas de la capacidad legal de adquirir o administrar bienes raíces, con la excepción de los edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de sus instituciones y facultó los poderes para ejercer en materias de culto la intervención que dictaran las leyes.Esta Constitución pretendía aliviar la presión de los grandes sectores de campesinos sin tierra, con las tierras baldías y los latifundios de las corporaciones civiles y religiosas. Por tanto, se suprimieron los ejidos, las tierras comunales, y las tierras que tenía la Iglesia.La Constitución de 57 – formada por una minoría radical, y aprobada casi sin discusión por la mayoría de liberales moderados, según aseguran los mismos constituyentes (Zarco) – no tuvo en cuenta el estudio del pueblo para quien iba a legislar, sino que quiso reformarlo todo de un modo violento, y por eso en muchos puntos quedó sin aplicación... Tantas aberraciones como contenía la Constitución dieron lugar no solamente a que católicos como Zuloaga, o moderados como Payno, se rebelasen contra ella, sino que rojos como Baz, y hasta su mismo promulgador – Comonfort – la desconociesen. Esta Constitución contenía tales despropósitos, aun en materia política, que era imposible gobernar con ella y así llegaron a reconocerlo inclusive algunos liberales.
A la Constitución de 1857 se añadieron después las leyes de reforma promulgadas por Benito Juárez en 1859, las cuales decretaban la supresión de todas las Órdenes religiosas y la nacionalización de todos los bienes del clero secular y regular. Además, se declaraba al matrimonio como un contrato meramente civil, sujeto solamente a las autoridades civiles.Juárez, encerrado en Veracruz bajo el amparo de los yanquis, se dedicaba a promulgar sus famosas leyes de Reforma. Por ellas decretó no ya la separación entre la Iglesia y el Estado, sino la subordinación de aquélla a éste... Esta ley... aparte de ser injusta, fue inconstitucional, puesto que – como escribe D. Blas Gutiérrez – “la Constitución reconociendo a la Iglesia no podía expropiarla porque no pidió su consentimiento ni la indemnizó; ni podía confiscarla porque la confiscación estaba prohibida por el artículo 22” (leyes de Reforma, pp. 2 y 38).
Así pues, esa ley, como todas las de Reforma, fue una adición que desgarraba cada artículo de la ley fundamental a la cual Juárez tenía por bandera y reformaba a cañonazos, que dijera Rabasa (La organización política de México, p. 162). Fue patente el despilfarro que se hizo de los bienes de la Iglesia y del saqueo de que fueron víctimas algunos templos, como las catedrales de México, Morelia, Zacatecas, y la Colegiata de Santa María de Guadalupe. Jamás gobierno alguno del México independiente había tenido tantos recursos a su disposición como el de Juárez en 1861, a consecuencia de la nacionalización de los bienes eclesiásticos, que importaron más de 60 millones de pesos. Pero jamás tampoco había habido el despilfarro que entonces. Los bienes se regalaban por casi nada y en realidad sólo sirvieron para enriquecer a unos cuantos.Según las leyes civiles, no podía venderse ninguna propiedad nacional si no era en subasta pública y previo avalúo. Nada de esto se observó entonces. Las ventas se verificaron por contratos secretos, los cuales desaparecieron cuando Juárez marchó a San Luis Potosí. Como ejemplo de venta censurable se cita la del Colegio de Puebla tasado en 200 mil pesos y vendido en cinco mil. Con estas medidas se fortaleció el poder del Estado; sin embargo, la desamortización de los bienes de las corporaciones, extendida a las propiedades comunales de pueblos, de las comunidades indígenas, de congregaciones religiosas, etc., despojaba a los menos preparados para vivir, perjudicando también a los municipios a los que despojó de sus “propios” y provocó un aumento de desheredados, además de favorecer el latifundismo al no poner traba alguna a los poderosos. En este sentido, José Vasconcelos, el “Maestro de América”, se refiere a su paisano oaxaqueño en estos términos:“La Reforma, pues, proletarizó a las comunidades indígenas. Y es de una ironía dolorosa considerar que fue Juárez, un indio, quien privó de sus tierras a sus compatriotas que la ley española había elevado a la categoría de propietarios”. Al desamortizarse las tierras de la Iglesia, valuadas en aproximadamente una vigésima quinta parte del valor total de las tierras del país en aquel entonces, tierras productivas dedicadas al Bien Común (y de mala fe llamadas de “manos muertas”), los campesinos, peones pobres respetuosos de las excomuniones de la Iglesia, no pudieron comprar estas tierras. Los bienes de la Iglesia pasaron entonces a unas “manos tan vivas”, que en diez años se desaparecieron. Por otra parte, en una época en la prácticamente no había bancos, la principal fuente de crédito había sido la Iglesia, la cual prestaba entonces su capital al módico interés de 6% anual, por lo que la Iglesia Católica en México, más que una mano muerta que poseía esos capitales era una mano bienhechora, pues prestaba dinero por más de lo que valían las fincas, además de prestar sus tierras a los campesinos a una módica renta. En cambio, con las nuevas leyes, quienes contrataban créditos hipotecarios después de la desamortización, tuvieron que hacerlo con particulares que cobraban el 2% mensual cuando menos, ya que otra ley había permitido la libertad ilimitada en el tipo de interés, por lo cual, los pobres cayeron en poder de usureros sin entrañas.
Además, millares de niños y de enfermos se quedaron sin instrucción y sin auxilios, es decir, el gobierno los dejó en la miseria y en el desamparo. Al repartirse las tierras desamortizadas de la Iglesia con las tierras de comunidades y de ejidos, se formaron los latifundios, pues las tierras quedaron en manos de unos cuantos extranjeros, criollos y mestizos que sí tenían capital y no temían las leyes de la Iglesia en la que no creían. Eso resultó ser un gran bocado para los ricos sin escrúpulos, golosos de tierras... A esos ricos los llama Molina Enríquez “Nuevos Criollos”, en cuyas venas ni siquiera corría siempre sangre española.
Gobierno en bancarrota
No pasó mucho tiempo sin que el despilfarrado gobierno de Juárez se encontrase otra vez en estrecheces económicas, al grado de resolver (ley del 27 de julio de 1861) la suspensión del pago de la deuda exterior por dos años. Tal decisión hizo que España e Inglaterra sospechasen una insolvencia del gobierno. En efecto, tan pésima fue la administración del gobierno juarista, que en poco tiempo se encontraba en bancarrota y tenía que pedir un préstamo forzoso y ordenar, por medio del Congreso “que se faculta al gobierno para que se proporcione recursos de cualquiera manera que sea con el fin de destruir a la reacción” (Cuevas). Por su parte los Estados Unidos por conducto de su representante Mr. Corwin, ofrecieron a Juárez un préstamo con hipoteca de terrenos baldíos en varios Estados del norte, pagaderos en seis años so pena de perder México esos terrenos baldíos. Juárez aceptó el convenio, no así el Senado norteamericano. Además, Juárez consintió, por medio del convenio “Wike-Zamacona” que los agentes consulares ingleses cobrasen directamente de las aduanas, o más bien, de los importadores, las asignaciones para los tenedores de bonos, autorizándolos para examinar los libros. El liberal Vigil confiesa que este convenio “hubiera equivalido a perder nuestra soberanía sin disparar un cañonazo, incompatible absolutamente con el honor y la independencia de la República”.
No sabe qué hacer con el ejército:
Una vez concluida la intervención francesa en 1867, Juárez no supo resolver el problema de la integración de los militares a la vida civil. Al tiempo de la toma de Querétaro y de la capital, había unos 90,000 hombres sobre las armas, lo cual creaba el difícil problema de volver a encauzarlos en la vida civil. Para el modo iluso de ver que tenía Juárez, los soldados no habían hecho más que cumplir con un deber patriótico y con eso terminaban las responsabilidades del gobierno para con ellos, según aquel dicho de que: “El Moro ha prestado su servicio, ya puede irse el Moro”. Como el erario público estaba casi vacío después de tantos años de guerra, Juárez desechó la idea de otorgar pensiones militares, por falta de dinero, una vez agotados y vergonzosamente disipados los recursos que su gobierno había obtenido de la desamortización de los bienes del Clero. Así pues, reteniendo un ejército de 20,000 hombres, despidió a los demás a sus casas, sin más preliminares, pero dejando amargados a los soldados, quienes al retirarse decían de Juárez que era “ingrato e inhumano”... Los 70,000 soldados que Juárez había licenciado, sin otra recompensa que un “gracias”, se convirtieron en una amenaza social, y aunque muchos volvieron a la vida civil ordinaria, otros muchos, en cambio, no quisieron o no pudieron hacerlo, y la sangre les hervía en las venas, puesto que lo único que sabían de México eran las conmociones políticas y revolucionarias de que éste había sido escenario en los últimos cincuenta y tantos años. La educación, como resultado de las restricciones impuestas por la Constitución de 1857 y las leyes penales de Juárez había sucumbido por completo. Las florecientes escuelas religiosas habían dejado de existir, pero ninguna otra había venido a reemplazarlas. En vez de libros, se habían repartido machetes, rifles y espadas, y en vez de aprender el cultivo de la tierra, habían aprendido a matar. El mismo Juárez les había enseñado el modo de confiscar, destrozar y saquear, así que, una vez suprimida la sanción oficial, se dejaron llevar de su propia iniciativa, y a consecuencia fue que bandas de salteadores, ladrones y asesinos, merodeaban por los caminos e infestaban el país. Su herencia era el desorden y la violencia, y aun hubo antiguos generales que se hicieron jefes de bandoleros. Con frecuencia había secuestros de personas para exigir rescate. Los historiadores llegan a llamar a este periodo “la época de los plagios”. Juárez se alarmó seriamente, y logró por fin que se dieran leyes para poner dique a los males del bandidaje. Porfirio Díaz aprovechó hábilmente la impopularidad de Juárez entre los soldados y más tarde surgiría el partido político de los porfiristas.Por temor al poder político de los porfiristas, Juárez le ofreció a Porfirio Díaz el puesto de Presidente de la Suprema Corte de Justicia, aunque era evidente su incapacidad legal y su falta de preparación para el cargo, el cual requería de un jurisconsulto. De todos modos, el general Díaz no aceptó la oferta, aunque había estudiado algo de leyes.Otra vez compromete la integridad del territorio nacionalEl gobierno de Juárez se encontró, al triunfo del partido liberal, con una situación por demás dolorosa.
Los capitales habían huido al extranjero; la industria se encontraba en bancarrota;
las personas de verdadero valer habían emigrado o se habían retirado de la política; el bandolerismo se hallaba en su apogeo y, para colmo de desgracias, el gobierno, con sus reformas legales a la Constitución y su persecución religiosa contribuyó a aumentar el caos y la anarquía. El gobierno juarista... celebró dos contratos con poderosas compañías yanquis hipotecando terrenos de Tamaulipas y de San Luis Potosí y comprometiendo la integridad territorial de la Baja California. Se reformó la Constitución sin los requisitos establecidos por ella. Otras incongruencias En las elecciones presidenciales de 1871 Juárez, Lerdo y Díaz se presentaron como candidatos, resultando ganador Benito Juárez, aunque con evidentes fraudes electorales. Porfirio Díaz se levantó en armas con el Plan de la Noria para arrojar del poder a Juárez, pero fracasó.Juárez gobernó durante 15 años, más del doble que Antonio López de Santa Anna, quien apenas pudo sumar unos seis años de gobierno. Santa Anna, ambicioso y petulante, astuto y despótico, fue más que nada, Santaannista, y si es verdad que reprimiendo el vandalismo hizo bien al país, con todo, su dictadura, particularmente la de 1853-1855, hizo gemir de dolor al pueblo. Y sin embargo, debe advertirse que esta última vez, para evitar la anarquía que se extendió sobre la nación después de la infame guerra que nos hizo Estados Unidos, fueron los mismos yorkinos los que lo reinstalaron en el poder, ya que yorkinos fueron Gregorio Dávila y Benito Juárez que lo llamaron a la presidencia, y yorkinos también Basabre y Miguel Lerdo de Tejada, que fueron a traerlo hasta su destierro de Colombia, como lo asienta el masón José M. Mateos en su “Historia de la masonería en México” (cap. XVII, p. 124). A Juárez se le ha cuestionado por no haber mostrado magnanimidad con Maximiliano, quien era como él un liberal, cuando éste fue derrotado por las tropas juaristas y fusilado en el cerro de las Campanas en 1867. Casi todas las acusaciones que se hicieron a Maximiliano, podían con igual derecho hacérselas a sí mismos Juárez y sus secuaces; pero a Juárez le importaba tremendamente la sentencia de muerte del Emperador... Hasta supo desentenderse de la súplica que le envió Seward pidiendo clemencia... No era Juárez para tomar a Lincoln como dechado. Además de esto, no hay que olvidar que la mayor parte de los liberales se adhirió, con todo el pueblo, a la intervención y al Imperio. Risa da, pues, la estúpida ley del 25 de mayo de 1862, promulgada por Juárez, en que se declara traidores a los intervencionistas y monarquistas porque – como lo apunta Pereyra – “declaraba prácticamente culpables a todos los mexicanos, puesto que la autoridad de Maximiliano fue reconocida por la gran mayoría del pueblo”... Los mismos liberales no pudieron menos de servir a quien les ayudaba a vivir en orden y tranquilidad, porque para ellos el Imperio – como dice Bulnes – “fue la verdadera gloria, la verdadera Patria, la verdadera doctrina política” (463). En vista de esto no es de extrañar que Payno haya encontrado – después del Imperio – ciento cuatro mil solicitudes de empleo al gobierno de Maximiliano, hechas por los liberales, por lo que Lerdo de Tejada le dijo: “si publica usted la lista nos quedamos sin partido liberal” (Bulnes, 577). Pero, qué más: el mismo Juárez pidió desde el Paso, Texas, donde vivía, a su apoderado en México, que revalidara los bienes eclesiásticos que se adjudicó, reconociendo por ese hecho la autoridad del Emperador... Maximiliano, por su parte, - frívolo y versátil en extremo – no resultó el gobernante que se esperaba, porque gobernó con las injustas y aborrecidas leyes liberales de Juárez y con un ministerio por entero liberal... Se rodeó de liberales, él que era liberal, y los liberales fueron minando su trono; y cuando se vio sin el apoyo de las bayonetas francesas y sin el auxilio de los liberales que lo abandonaban, entonces y sólo entonces se echó en brazos del partido conservador a quien había despreciado y hasta tratado de disolver; partido que, dando una muestra de suma lealtad, lo protegió hasta que pudo. La Nación oprimida por el liberalismoEfraín González Luna se refiere a la opresión de la Nación en estos términos: La época que se cierra en Querétaro con el fusilamiento de Maximiliano y sus principales generales, en 1867, aseguró no sólo un triunfo episódico del “partido liberal”, sino su predominio absoluto por mucho tiempo, la consolidación de la reforma secularizada y anti-religiosa... La nueva época que se inicia al consumarse la ruina del Segundo Imperio no ha sido tampoco de ingreso a la normalidad política, de organización real y funcionamiento práctico de instituciones en que tuviera cumplimiento el ideario que selló su triunfo en Querétaro.
El Estado mexicano siguió sometido a régimen faccioso y subsistió la tensión patológica que tiene que ser la tónica de la vida pública cuando se basa en una antinomia radical, en un conflicto no liquidado: la antinomia entre una realidad social que se afirma incesantemente y un molde oficial que la repudia y en el que es metida por la fuerza; el conflicto entre un pueblo despojado del derecho de representación, a pesar de los textos legales y de la propaganda, y el gobierno faccioso que se le impone.
La gestación de un gran estallido social:
la revolución
La desamortización, de la que ya hemos hablado, aumentó el número de los desheredados y preparó la reivindicación que tarde o temprano habría de venir: la Revolución Mexicana, tal como se presentó y con sus sangrientos caracteres en la segunda década del siglo XX. Es así como la Constitución de 1857, en lo positivo que tiene de legalidad social, como en sus deficiencias y en sus violaciones posteriores, preparó el movimiento revolucionario que formó la Constitución de 1917, en que aparece ya una concepción nueva del Estado, con ingerencia en la economía, más directa y orientada para el bien de todos. Carlos Castillo Peraza señala que en el Congreso de 1931 de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), en el que se abordaron diversos problemas de México, se afirmó, en relación con la cuestión agraria que:Los abusos de los liberales... trajeron como consecuencia un malestar social que fue uno de los factores más importantes de la Revolución de 1910. En efecto, hacia 1909 las estadísticas mostraban que el 97 % de la superficie rural de la República mexicana estaba en manos de 830 terratenientes, el 2 % pertenecía a pequeños propietarios y el 1 % a los pueblos.El eje del sistema hacendario eran el terrateniente y el administrador, quienes sólo se preocupaban de recibir su parte en las cosechas; no se modernizó la técnica agrícola ni se formó una amplia clase media mercantil.- Grandes extensiones de tierra se dejaban sin cultivar- Los salarios eran muy bajos, y en muchas ocasiones se pagaba en especie- En las tiendas de raya, los peones de la hacienda se endeudaban heredando las deudas a sus hijos- La hacienda era autosuficiente: policías, jueces, prisiones, arrieros, carpinteros, etc., le eran propios- Con la protección a la industria, no se apoyó el mejoramiento del nivel del pueblo, como mercado interno- Los inversionistas mexicanos fueron aceleradamente desplazados por la afluencia de capitales extranjeros. Los estadounidenses, al fin del porfirismo, poseían más que todos los mexicanos juntos- El desprecio del sujeto de la economía: el pueblo- El analfabetismo era del 73.9 %, 78 % eran escuelas públicas y 22 % privadas, pero sólo el 28 % de la población escolar era atendida; más del 50 % de las viviendas, según el censo de 1910, eran “chozas”; más de 13 mil familias no tenían hogar; 100 mil personas dormían a campo raso y 25 mil en dormitorios o mesones- La deficiente higiene y la mala salud pública, como resultado de la mala alimentación y deficiente vivienda, propiciaba epidemias como el tifo. Para quienes ganaban de 10 a 15 centavos diarios, comprar un jabón significaba el 25 % de sus ingresos.
Había gran escasez de agua- La servidumbre de los pobres, con las consecuentes humillaciones, castigos desproporcionados, jornadas inhumanas y la insalubridad laboral en el campo y en la ciudad. Con toda razón Efraín González Luna señaló de manera contundente:fue el liberalismo quien comprometió la suerte de la libertad, donde realmente se aplicó.
En México dejó en libertad a una minoría y oprimió a la Nación. Juárez frente a Manuel Gamio y a José Bravo Ugarte Manuel Gamio, antropólogo que influyó considerablemente en el impulso indigenista de la Revolución, escribió el libro Forjando patria (1916), en el cual puso en duda la aptitud de Juárez como símbolo nacional. Gamio arguyó que la consagración de Juárez como héroe era el resultado de los esfuerzos de una minoría de mexicanos que habían tenido siempre “voz y voto”. Para la mayoría de los mexicanos, continuó diciendo Gamio, a Juárez le falta significado, pues aunque miembro de la raza indígena, Juárez poseía una cultura europea. Además, hizo poco por los indios.
El destacado historiador José Bravo Ugarte afirma que: ... es de notar que el hombre símbolo de la Constitución de 1857 violase tan manifiestamente, con el plebiscito, su artículo 127, que reservaba toda reforma constitucional al Congreso y a las Legislaturas. Salvo pequeñas interrupciones, Juárez usó siempre, aun durante este Periodo Constitucional, de “facultades extraordinarias”, dándoles la mayor amplitud posible: comenzó por prorrogarse las que se le habían concedido para hacer frente a la Intervención Francesa, alegando que, no habiéndose firmado la paz, subsistía el estado de guerra, aun cuando no hubiera ya un solo soldado francés en nuestro territorio...
La muerte encontró a Juárez en pleno y amplísimo uso de facultades extraordinarias... el presidente de la Constitución de 57 “no gobernó nunca con la Constitución”, como dice Rabasa... Juárez había perdido prestigio en el partido liberal por el anticonstitucional plebiscito con que deseaba reformar la Constitución y por las reformas que hizo a la Ley Electoral (14 de agosto de 1867)...Hoy es claro que no hubo segunda guerra de Independencia en el sentido que ha querido dársele, sino una guerra civil en la que también lucharon dos Intervenciones Extranjeras, respecto de las cuales Juárez “es el héroe máximo del Panamericanismo o sujeción de Hispano América al Imperio Nórdico”. Es claro también – y muy repetido por los juaristas y políticos posteriores -, que la Constitución de 57 era una ley falsa o inadaptada al pueblo mexicano, que alternativamente condujo por sí misma a la dictadura o a la revolución: por consiguiente, no es mérito sino demérito, habérsela impuesto al país.Juárez, además, inició el periodo no decente de nuestra Historia, haciendo gala de ser el hombre de la Ley, mientras burlaba el sufragio y la Ley, gobernaba tiránicamente e impedía la educación política del pueblo. Y, por sugerir el principio constantemente latente en su vocabulario de que es “Ley lo que se promulga” (por impopular, injusto e irracional que sea), resulta nuestro primer gran falsificador en el orden jurídico, responsable de que en México, a partir de entonces y contra lo que exige un deber primordial, no se mire con respeto ni a la Ley ni a las autoridades, que tan frecuentemente han sido meras falsificaciones. Juárez fue, finalmente, uno de los principales destructores de nuestro rico patrimonio artístico y bibliográfico.
La promoción del mito de Juárez Charles A. Weeks, acucioso investigador de los usos políticos e ideológicos de Juárez, revisó los periódicos, revistas, libros y folletos publicados en México en un periodo de cien años, desde 1872 hasta 1972, y es autor del libro El mito de Juárez en México, en el cual afirma que: Comenzando 1887, el gobierno trató de unir sus programas con los de Juárez por medio de una manipulación oficial del mito de Juárez que consistía en celebraciones, estudios laudatorios y libros de texto... Juárez existe principalmente como un mito en México... El mito de Juárez consiste de tres elementos principales: el hombre ligado a una realidad histórica, los significados asociados al nombre (formando, en conjunto, el símbolo) y finalmente el grupo, institución o individuo específico que crea y emplea el símbolo. Este mito ha sido parte integral de la historia mexicana desde 1867... Las conmemoraciones en honor de Juárez, en la ciudad de México, a menudo se convirtieron en demostraciones de elogio de los ocupantes de la silla presidencial... Los representantes del PRI tomaron siempre parte y a menudo hicieron discursos... Organizaciones estudiantiles y laborales, formadas generalmente por empleados gubernamentales con el día libre, formaban las necesarias “masas”... Las publicaciones del gobierno ayudaron a los presidentes de la República en su esfuerzo para aprovechar y elaborar el mito de Juárez... En 1959 un decreto estableció una Comisión de Libros de Texto Gratuitos... El patrocinio gubernamental de los centenarios de Juárez culminó con la proclamación de 1972 como “Año de Juárez” en México... Ya en 1972 los gobiernos mexicanos tal vez se habían convertido en los agentes más importantes en el desarrollo y perpetuación del mito de Juárez en México. El 19 de diciembre de 1948, en un mitin de los Sinarquistas en el Hemiciclo a Juárez de la Ciudad de México, se cubrió su estatua con una capucha negra “porque no queremos mirar a este bandido ni queremos que él nos mire a nosotros”. Este acontecimiento motivó que liberales y masones lanzaran consignas y protestas. Los juaristas pidieron la disolución de la Unión Nacional Sinarquista y la proscripción legal de su brazo político, el Partido Fuerza Popular. Se canceló el registro del partido y en desagravio al “benemérito”, se declaró al 21 de marzo, fecha del natalicio de Juárez, como día feriado.
Acción Nacional vs. el mito de Juárez
Weeks afirma que el Partido Acción Nacional trató a Juárez como una creación “oficial”, algo diferente del hombre real, y de importancia para los que lo alababan sólo como medio de afianzar sus intereses. Por ejemplo, el periódico (la revista) del PAN, “La Nación”, reaccionó ante la celebración del 21 de marzo de 1953 y dijo que fue un asunto en el que los participantes usaron a Juárez sólo como un medio para promover su causa. “La Nación” caracterizó la conmemoración de 1959 como una reunión de “la familia”. Todos los que asistieron - dijo “La Nación” -, estaban vinculados con la maquinaria oficial. “El verdadero sentido de la presencia de obreros y burócratas en los lugares de homenaje – comentó La Nación – lo sintetizó un cartel que fue colocado en el Instituto Psicopedagógico, dependiente de la Secretaría de Educación: Los que asistan a la ceremonia de Aniversario del Benemérito – decía –podrán tomar sus vacacionesdesde el lunes. “La Nación” atacó lo que consideraba la corrupción del gobierno de Alemán, por medio de una referencia a Juárez: “Si – dijo La Nación – de acuerdo con la frase de sus mismos partidarios, Juárez guardó – sin aplicar – la Constitución para salvarla, las cosas se ponían más fáciles. Y el general Sánchez Taboada se siente dispuesto a ‘salvar’ la Constitución y hasta la democracia, mientras no falten los regalitos a cargo del presupuesto”.
En 1971 “La Nación” señaló que los seguidores de Echeverría, el candidato del PRI, emplearon la celebración del nacimiento de Benito Juárez con el fin de atraer apoyo para su candidato, reseñó Weeks. Juárez frente a Gómez MorínSi se me pregunta qué pienso de Juárez, autor de los primeros fraudes electorales, y de los más constantes, puedo decir que fue un mexicano típico del partido oficial.
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