COSAS CURIOSAS

  • - Los "Kisses" de Hershey se llaman así pues la máquina que los hace parece estar besando la banda transportadora.

El Partido Acción Nacional fue fundado en septiembre de 1939 por un grupo de mexicanos, liderados e inspirados por los ideales políticos del licenciado Manuel Gómez Morin. El PAN es el partido político más importante y más antiguo de la República Mexicana. Sus estatutos y principios han establecido cambios fundamentales en el desarrollo y construcción del México moderno y de sus habitantes. Tanto el Gobierno Federal como sus gobiernos locales ejercen un gobierno responsable y propositivo con miras a seguir mejorando la vida del país y de los mexicanos.

jueves, 29 de abril de 2010

Manuel Gómez Morín: 6 lecciones
Carlos Castillo Peraza
Nota que publicó Carlos Castillo Peraza en “La Nación” para
conmemorar los cien años de su natalicio (en 1997) .

En palabras de Carlos dice:
“Acción Nacional tiene el reto y el deber de fundar hoy la tradición del México del
mañana, es decir, su tarea no es la de administrar recuerdos sino la de crear
esperanzas”. Y eso fue lo que hizo Don Manuel Gómez Morín,
mexicano imprescindible para la comprensión del país en que vivimos. Diversas
instituciones -el Banco de México, entre otras- han comenzado a organizar eventos
varios, conmemorativos de la efemérides. El Partido Acción Nacional -fundado por
Gómez Morín- inició una serie de actos al mismo respecto, con una velada en el
auditorio Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria, el 17 de septiembre.
Publicamos -corregido y aumentado por el autor- el texto del discurso que pronunció
ese día y en aquel sitio. [Nota del Editor de NEXOS]
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No tuve el privilegio de encontrarme con don Manuel Gómez Morín. Creo que conmigo
comienza la serie de los presidentes nacionales del PAN que no conocieron
personalmente al fundador. No pude escuchar su voz. Nunca me fue dado verlo. Supe
de él porque en casa de algún pariente queridísimo, en mi ciudad natal Mérida,
encontré desde niño nuestra revista La Nación y, entre otros folletos del partido, aquel
titulado La Nación y el Régimen. Conocí y sigo conociendo a don Manuel como lector.
Doy testimonio de que cada día que pasa, su pensamiento me parece más actual, más
mexicano, más democrático. Evocaré esta noche a Gómez Morín únicamente en tanto
que fundador del PAN. Lo haré en seis puntos -que son otras tantas lecciones
perennes- y un epílogo que es más bien coyuntural.

1) Gómez Morín no fue -es evidente que no podía ser- hijo ni alumno de panistas. La
lección que trasciende este hecho es que al PAN lo funda una manera de entender al
hombre, a la sociedad, al estado, a la nación, a la vida, a la muerte, al trabajo. El PAN
es, en síntesis, la expresión política de una cultura que existe antes y existirá después
del PAN. Desarrollar, hacer florecer, profundizar esta cultura es condición sine qua non
para que el partido exista como algo mejor y mayor que la legítima búsqueda del poder
por medios legales y pacíficos, y de la voluntad de ejercerlo democráticamente en orden
a la consecución del bien común, de la justicia social y de la libertad política plenas.

2) Gómez Morín fue hombre de estudios serios y de conocimientos vastos, de
sensibilidad para el arte y lo religioso, de raciocinio impecable y de razonabilidad afable.
Su universalidad lo hizo abierto y tolerante, dialogal y, en el mejor sentido de la palabra,
retórico, es decir político capaz de ceñirse al argumento probable. Su convicción fue
que Acción Nacional era la mejor opción partidista para los mexicanos, pero nunca
exigió lealtades al PAN a quienes no eran del PAN. En cambio, fue radical para exigir
pleno sentido de pertenencia a quienes compartían su convicción y su militancia, y por
eso enseñó a los panistas que cumplir mal un deber partidista libremente aceptado es
peor que no asumirlo, e incluso podría ser peor que cumplirlo por coacción. La segunda
lección gómezmoriniana es, en consecuencia, la de la responsabilidad a que está
sometido el hombre que se compromete libremente.

3) Gómez Morín fue hombre que descubrió, reconoció, comprendió, aceptó, asumió,
compartió y luchó por el perfeccionamiento de los valores implícitos en la Revolución
Mexicana, a los que, junto con otros mexicanos notabilísimos, incluyó en el contexto
más amplio y más generoso del humanismo político. De allí sus expresiones
"humanicemos el Derecho" y "volvamos al hombre". Parafraseando a François Furet,
puede afirmarse que para don Manuel la revolución, antes de verse deshonrada por sus
crímenes, fue esperanza compartida por la mayoría de los mexicanos. El instrumento
que el maestro diseñó y echó a andar para "convertir el caos en orden" y devolverle a
los mexicanos el derecho a esperar, el derecho a soñar, el derecho a luchar por los
valores de la democracia, el Estado de Derecho y la justicia social es Acción Nacional.
La tarea es hoy más necesaria y urgente que nunca, y es obra de constancia humana,
de cotidiana y modesta carpintería política, ajena a demagogias que confían el cambio
a los milagros o a las catástrofes. Desde el ensayo "1915", don Manuel vio con claridad
que la revolución expresaba a México y que los ideales del movimiento de 1910 eran
valiosos; que no podían limitarse a ser el motivo para destruir el pasado; que habrían de
encarnarse en actitudes, obras e instituciones que les permitieran acceder a una etapa
constructiva; que debían inscribirse en una visión doctrinal más amplia y proveedora de
mayor profundidad, y al mismo tiempo ejecutarse con calidad técnica, con sentido tan
moral como práctico. Los panistas recibimos como herencia no una actitud crítica,
insensata y reaccionaria hacia la Revolución Mexicana, sino una misión: la de articular
un instrumento apto para ayudar a concretarla con la decencia y la eficiencia perdidas al
pasar del tiempo y al prevalecer de los peores apetitos de quienes la convirtieron en
justificación de hurtos, despojos, arbitrariedades, tropelías y prepotencia
antidemocrática.

4) Gómez Morín fundó una tradición. Los fundadores de tradiciones no miran hacia
atrás; por el contrario, a partir de un enraizamiento sin ambages en el pasado, son
capaces de elaborar y dejar como herencia una mirada acertada hacia adelante. Sólo
así puede entenderse que sigan generando vigencias. La cuarta lección es clara:
Acción Nacional tiene el reto y el deber de fundar hoy la tradición del México del
mañana, es decir, su tarea no es la de administrar recuerdos sino la de crear
esperanzas. Esperanzas cuya encarnación, cuya concreción obliga al conocimiento
técnico-instrumental que las hace probables y viables, y que, como lo demuestran
investigadores actualísimos como Alonso Lujambio, Javier Garcíadiego y María Marván
Laborde, debe tener como campo central el municipio. Allí, nos dice Gómez Morín, se
hará ese cambio real que no cuesta "convulsiones dolorosas", porque la comunidad
municipal -dice- "acabará por educarnos, ensayándonos en la resolución de los
problemas que más cerca nos tocan para considerar prudentemente los graves
problemas nacionales". La lección gómezmoriniana es también radicalmente
municipalista, como lo ha entendido perfectamente bien el partido y lo ha expresado
con precisión y vigor su actual presidente nacional Felipe Calderón Hinojosa, a quien,
en este momento de acoso inmundo, me atrevo a brindar la solidaridad y el apoyo de
todos los panistas de México. Hemos ido desde 1983, y creo que habremos de seguir
yendo durante los años venideros, de abajo hacia arriba, de la periferia al centro. No se
trata de tomar por asalto la sede del poder presidencial, sino de conquistar, ocupar y
ampliar los espacios municipales y estatales de servicio público, para dar a la eventual
victoria en las elecciones federales -legislativas y/o presidenciales- probabilidad de
buen desenlace.

5) Una de las primeras palabras de Gómez Morín a los panistas, en las "históricas
jornadas" de la fundación, hace cincuenta y siete años, fue para reconocer que en
Acción Nacional cabe la diferencia entre inteligencias, pero no la disociación de los
corazones. Decir esto emocionará siempre a cualquier expresidente nacional, pues una
de las tareas torales de quien encabeza al partido es de algún modo ser el custodio de
la concordia. Herencia del fundador es precisamente la voluntad de concordia entre los
panistas, legado suyo es la magnanimidad en la oposición, en el gobierno y en el
interior del partido. Y el método de la concordia y la magnanimidad es la referencia
constante a los motivos espirituales de la obra común. No hay democracia sin
benevolencia, sin cortesía, sin corrección políticas internas. Es ésta la quinta lección de
don Manuel Gómez Morín.

6) El fundador del partido supo retirarse en tiempo y forma, para dejar paso y lugar a lo
que él mismo llamó:
"nuevas capacidades y métodos y vocaciones nuevos", "hombres nuevos y nuevas
aptitudes".
Lejos del maestro la concepción de los cargos partidistas como una especie de
concesión a perpetuidad para un grupo reducido, y más lejos aún de él los aferramientos
al poder interno y a los cargos públicos. No es posible, ni cierto, ni debido
generalizar, pero se alcanza a ver que, en algunos ámbitos del PAN, hay dirigentes que
monopolizan sitios en las directivas de la institución y en los puestos de elección
popular; o funcionarios públicos electos que tratan de invadir y someter a los órganos
del partido.
Lejos también de don Manuel -quien siendo fundador y guía rechazó ser caudillo o jefe
máximo-, "el prejuicio deliberado la extraviada pasión" o el "apetito personal" que
siempre pueden ser y en ocasiones son factores de enturbiamiento de la vida interna de
Acción Nacional.
Ahora el epílogo, ciertamente para la coyuntura de estos días agitados por presagios
nada alentadores en materia de reforma a las leyes electorales y, en consecuencia,
poco propicios para el optimismo político. Concluyo esta evocación del Gómez Morín
leído, con las palabras de don Manuel, el 25 de febrero de 1949, a la VII Convención
Nacional, cuando los voceros de la revolución descompuesta anunciaban -con frases
que han repetido una y otra vez- que no entregarían el poder "sino por la fuerza de las
bayonetas". He aquí la respuesta serena del fundador, que habremos de hacer nuestra
el día de hoy y tal vez muchos de los que pronto vendrán:
"La misma desesperación del grito indica bien que no serán necesarias las bayonetas.
Es confesión rasgada de la debilidad irremediable de quienes tienen el poder y frente a
la más modesta demanda de eficacia del sufragio, piensan con pavor en las bayonetas
Hay cada vez más ardiente el sentido de la ciudadanía. Estamos adiestrándonos en el
oficio Nada de lo que quiere la ciudadanía es injusto ni es imposible. Nuestro mundo
mismo, en esta atroz encrucijada de la historia, cualquiera que sea la confusión de la
etapa agónica de decisión, sólo tiene un camino para salvarse que es también el del
sentido humano de la comunidad, de la persona redimida al precio más alto. Estamos
en ese camino. Adelante."

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